Ingentes cantidades de basura terminan en los océanos perjudicando los ecosistemas, matando a los animales cuando quedan atrapados en ella o ingieren los residuos. Pero la salud humana también está en riesgo, como el derivado de los plásticos que se desmenuzan en trozos diminutos que posteriormente pueden terminar en nuestra comida. Estos son solo algunos de los problemas emergentes de la basura presente en nuestros mares.
Existen grandes áreas de basura y partículas de plástico canalizadas juntas por las corrientes oceánicas. Según algunas estimaciones, uno de estos cúmulos presente en el Pacífico es del tamaño de Europa, aunque también hay una pequeña pero significativa aglomeración justo a las puerta del viejo continente, en el Atlántico. Igualmente, también se acumulan desechos marinos en las zonas costeras, en el fondo del mar o en las playas. La Agencia Europea de Medio Ambiente ha publicado una infografía que explica la procedencia y consecuencias de estos desechos marinos.
Los líderes mundiales están empezando a reconocer la magnitud del problema, y en la Cumbre de Río 2012 se comprometieron a “una reducción significativa de los desechos marinos para el año 2025”. La Directiva Marco sobre Estrategia Marina Europea, cuyo objetivo es lograr un “buen estado ambiental” de los mares en 2020, reconoce la basura como una de las principales amenazas para el medio ambiente marino, junto con la pesca, la contaminación, las especies exóticas invasoras y el ruido.
A raíz de esta situación, la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) examinará los desechos marinos en su próxima evaluación del estado del medio ambiente marino, que se publicará en el otoño de 2014.
Envenenamiento y «pesca fantasma»
Peces, aves y otras especies marinas también ingieren pedazos de basura que eventualmente pueden ser mortales –a nivel mundial se ha documentado la ingestión de residuos de, al menos, 43 especies de cetáceos, todas las especies de tortugas marinas, aproximadamente 36 especies de aves marinas y muchas especies de peces–.
Los animales también pueden quedar atrapados en redes desechadas u otros desperdicios. Alrededor del 10% de la basura de los océanos son equipos de pesca desechados que continúan matando peces, un fenómeno conocido como “pesca fantasma”.
La mayor parte de la basura presente en el mar es plástico, como por ejemplo, bolsas, botellas, tapones y espuma de poliestireno, principalmente como resultado de nuestros hábitos de consumo actual, puesto que el uso de envases de plástico ha aumentado de forma drástica.
Parte del problema surge del hecho de que estos materiales no se biodegradan, pero en cambio son sólo parcialmente degradados por la luz del sol, que junto con el movimiento de las olas, rompe el plástico en trozos pequeños.
Un problema emergente es el causado por la forma en que estos “microplasticos” pueden acumular sustancias químicas dañinas como contaminantes orgánicos persistentes (COP). Cuando estos se concentran en un pequeño trozo de plástico, su ingestión puede ser mortal para algunos organismos marinos. Estas pequeñas partículas de plástico también pasan a formar parte de la playa. Por ejemplo, algunos estudios han revelado la presencia habitual de muchos tipos de plástico en los sedimentos de la costa británica.
De la basura a su mesa
Pero no es sólo vida animal la que se ve afectada por los desechos marinos. Eventualmente esta basura puede colarse en la cadena alimenticia humana, cuando los microplasticos son ingeridos por peces o crustáceos que posteriormente terminan en nuestra mesa. Los investigadores están estudiando actualmente este potencial riesgo para la salud.
Por si fuera poco, esta contaminación también acarrea costes económicos derivados de la limpieza de playas, daños a los equipos de pesca, la reducción del turismo o el los atascos en las hélices de los barcos. Estos costes se incrementarán si las concentraciones de basura continúan aumentando.
Una gestión de residuos ineficiente y el vertido incontrolado son dos de las principales causas del problema, puesto que estos desechos se vierten al mar a través de los ríos o de las tuberías de alcantarillado, o llegan arrastrados por el viento y la lluvia. Residuos de buques de carga, cruceros y barcos de pesca también terminan a menudo en el océano.
Un mar más limpio
Debido a que una gran parte de los desechos marinos son residuos de consumo, la educación y sensibilización sobre sus efectos podría reducir significativamente la basura que termina en el mar, según varios estudios.
Según la EEA, el sector comercial debe también asumir parte de su responsabilidad, por ejemplo, haciéndo más fácil para los clientes la devolución de las botellas o eliminando las bolsas de plástico de un solo uso. El sector de la gestión de los residuos también tiene un papel que jugar mediante una recogida y tratamiento más efectivos de la basura que de lo contrario terminaría en el mar.
El año próximo, la EEA lanzará el “Marine LitterWatch”, una nueva aplicación móvil para grupos conservacionistas y ciudadanía en general que registre e informe de la cantidad de basura que se encuentran en las playas. Esta información ayudará a entender este problema creciente y también proporcionará los datos para la mejor implementación de las políticas de apoyo.
No obstante, la basura no es el único problema que afecta a las playas de Europa. Las aguas residuales no tratadas y el estiércol de las granjas también encuentran su camino hacia el mar, lo cual puede ser un riesgo para la salud humana.
Para evaluar este problema, la EEA recopila datos sobre los niveles de bacterias de más de 22.000 playas en toda Europa. En 2012, la calidad del agua de baño era generalmente muy buena, con un cumplimiento del estándar mínimo de aproximadamente el 94%.
Fuente:
EEA