PRE, EuRIC y FEAD creen que dar prioridad a la industria envasadora le otorgaría un poder monopolístico sobre los precios de los materiales reciclados, lo que afectaría a la rentabilidad y la inversión en el sector del reciclaje.
Los recientes llamamientos del sector del envase para la introducción de un acceso prioritario a los plásticos reciclados, algo así como un «derecho de tanteo», han ido ocupando cada vez más espacio en el debate público sobre la propuesta de Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR). En este sentido, varias organizaciones europeas de la cadena de valor del reciclaje como son Plastics Recyclers Europe (PRE), la confederación europea de industrias del reciclaje (EuRIC) y la asociación europea de gestores de residuos (FEAD), han emitido un comunicado conjunto en el que alertan de que esta disposición, de aplicarse, iría en detrimento del desarrollo de las capacidades de reciclado en Europa, fomentando el control monopolístico de los polímeros reciclados y yendo en contra de los principios del libre mercado.
Esta petición tiene su origen en la alegación de escasez de rPET en la UE para el sector de las bebidas, una petición que repercutirá en el futuro en otros polímeros reciclados. Supuestamente, esta escasez se debe a que las industrias no relacionadas con las bebidas, en particular el mercado de las fibras, utilizan una parte importante del PET reciclado en contacto con alimentos. Sin embargo, desde la introducción del objetivo obligatorio de contenido reciclado para las botellas de PET de bebidas en la Directiva sobre plásticos de un solo uso, la cuota del mercado de la fibra ha caído en picado. En 2022, solo representaba el 5% del mercado total de rPET, ya que la compra de rPET de contacto con alimentos de alto precio no es económicamente viable para la industria de la fibra.
En consecuencia, afirman las organizaciones del sector, el derecho de tanteo pretende abordar una cuestión de disponibilidad que no existe. La industria del reciclaje de PET asegura que ya tiene capacidad para satisfacer la demanda europea de rPET, ya que ha invertido masivamente en costosas tecnologías de reciclaje en contacto con alimentos, lo que equivale a un aumento de más del 50% entre 2019 y 2022. La capacidad instalada para el grado alimentario en 2022 ya era de 1,4 millones de toneladas, mientras que la industria de las bebidas necesitaría 800.000 toneladas para cumplir el objetivo obligatorio del 25% de contenido reciclado en 2025, y alrededor de 1 millón de toneladas en 2030.
Para el sector del reciclaje, la mayor amenaza para la circularidad de los envases en la actualidad es la bajísima demanda de rPET en la UE y las grandes fluctuaciones de los precios. Así, el mercado europeo de rPET se enfrentaría a una situación excedentaria, con una demanda muy baja por parte de la industria de bebidas, lo que obliga a las plantas de reciclaje europeas a funcionar muy por debajo de sus capacidades. Esto también está relacionado, entre otras razones, con un aumento de las importaciones tanto de PET virgen como de PET reciclado a bajo precio.
Por lo tanto, la concesión de acceso prioritario a determinados agentes del mercado daría lugar a una fuente estable de materiales reciclados que se utilizarían en determinadas categorías de envases nuevos, pero se concedería a sus beneficiarios un poder monopolístico para fijar los precios de los reciclados. En ese escenario, «los recicladores no tendrían palancas para negociar los precios de los reciclados a un nivel sostenible de rentabilidad, y esto detendría la inversión y la innovación en la industria del reciclado», aseguran.
En definitiva, PRE, EuRIC y FEAD se oponen a la introducción del derecho de tanteo en la legislación. Las organizaciones instan a abordar los cuellos de botella fundamentales en la actual cadena de valor circular de los envases de plástico: la recogida insuficiente de residuos de envases de plástico y la falta de diseño para el reciclaje.