Julen Rekondo*.
Director técnico de la consultora medioambiental INGURUNE.
Aunque la prevención es en un objetivo prioritario de la política de gestión de residuos de la Union Europea, por delante de la reutilización y el reciclaje, hasta la fecha ha sido la gran olvidada.
Del 19 al 26 de noviembre se celebra la Semana Europea de la prevención de residuos en la toda la Unión Europea. La organización a nivel europeo convoca esta edición 2016 bajo el lema “Utiliza menos envases”, una propuesta que se ha trasladado a iniciativas como los almuerzos ecológicos de los centros educativos, donde el envoltorio de aluminio o los recipientes de usar y tirar se sustituyen por fiambreras, además de a numerosas acciones para promover la disminución de las bolsas de plástico. En el Estado español, numerosas Comunidades Autónomas se han sumado una vez más a la cita europea con diversas actuaciones relacionadas con la reducción, reutilización y reciclaje de residuos que favorezcan un cambio de hábitos en la ciudadanía
La celebración de la Semana Europea de la prevención de residuos debe servir para avanzar en la necesidad de cambiar de rumbo en el consumo de recursos y la generación de residuos, y en la que una pieza clave es la prevención.
La prevención en materia de residuos ha de ser entendida como el conjunto de actuaciones adoptadas en las etapas de concepción y diseño, de producción, de distribución y de consumo para evitar la generación de residuos, disminuir el contenido de sustancias nocivas de peligrosidad o minimizar los impactos sobre la salud humana y el medio ambiente de los residuos generados. Además, la prevención tiene importantes consecuencias económicas tanto para los productores y prestatarios de bienes y servicios como para los consumidores y usuarios. En este sentido es crucial el papel de las administraciones públicas tanto en el desempeño de sus funciones de protección ambiental, como en el papel de impulsoras de una economía más eficiente, próspera y socialmente inclusiva. La prevención rinde beneficios tangibles que se manifiestan en un ahorro en los consumos de materias primas y una reducción en los costes de gestión de los residuos. Lo que supone un incremento en la rentabilidad de las actividades empresariales y un ahorro de costes para las administraciones.
Asimismo, la prevención contribuye a la generación de nuevas oportunidades de negocio y de empleo. Las actividades de prevención de residuos promueven nuevas actividades económicas relacionadas con la reutilización, como son la reparación o los mercados de segunda mano. Muchas de estas actividades facilitan el autoempleo, la consolidación de la actividad de pymes y microempresas o la integración de personas en riesgos de exclusión social. Por este motivo, la prevención se ha convertido en un objetivo prioritario de la política de gestión de residuos de la Unión Europea, por delante de la reutilización y el reciclaje. No obstante, y a la luz de los hechos, la prevención hasta la fecha ha sido la gran olvidada en la política de residuos.
Algunos datos de la Comisión Europea que ilustran la importancia de la prevención y de una gestión sostenible de los recursos, se pueden sintetizar en los siguientes:
- Cada ciudadano de la UE consume hoy en día 16 toneladas de materiales, de las cuales seis se desechan, descargándose la mitad en vertederos.
- 89 millones de toneladas de comida en buen estado se despilfarran cada año en la Unión Europea, lo que supone una media de 179 kg por persona, es decir, medio kilo de comida diario.
- La mitad de los alimentos se convierten en residuos en la cadena alimentaria mientras que 79 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza y 16 millones reciben alimentos de organismos benéficos.
España no es ajena a esta situación. Así, según datos recientes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), los hogares de nuestro país desechan cada semana 25,5 millones de kilos de alimentos; ocho de cada diez hogares tiran alimentos a la basura (sin procesar) por no considerarlos en buen estado, encontrándose actualmente 12,8 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión.
Sin duda, una oportunidad para cambiar esta situación, es la economía circular. Se trata de un concepto económico que se incluye en el marco del desarrollo sostenible y cuyo objetivo es la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía. Se trata de una nueva economía, circular -no lineal-, basada en el principio de «cerrar el ciclo de vida» de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía.
La economía circular es la intersección de los aspectos ambientales y económicos. El sistema lineal de nuestra economía (extracción, fabricación, utilización y eliminación) ha alcanzado sus límites. Se empieza a vislumbrar, en efecto, el agotamiento de una serie de recursos naturales y de los combustibles fósiles. Por lo tanto, la economía circular propone un nuevo modelo de sociedad que utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, energía y residuos y su objetivo es la eficiencia del uso de los recursos. Además, la economía circular es generadora de empleo. En un contexto de escasez y fluctuación de los costes de las materias primas, la economía circular contribuye a la seguridad del suministro y a la reindustrialización del territorio.
Centrándonos más en la gestión de residuos en España, el Programa Estatal de Prevención de Residuos 2014-2020 desarrolla la política de prevención de residuos, conforme a la normativa vigente para avanzar en el cumplimiento del objetivo de reducción de los residuos generados en 2020 en un 10% respecto del peso de los residuos generados en 2010. Este programa de Prevención de Residuos, junto con el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR), configuran los instrumentos generales de prevención y gestión de residuos en España.
El Plan Estatal de Gestión de Residuos establece la estrategia general, los objetivos nacionales y la estructura de los planes autonómicos, junto con los planes autonómicos que se desarrollen de conformidad con este plan dando cumplimiento al mandato contenido en el artículo 28 de la Directiva Marco de Residuos. Entre otros objetivos, además del citado anteriormente relativo a la prevención (Programa Estatal de Prevención de Residuos 2014-2020), se plantea que, en 2015 debería establecerse la recogida separada para al menos papel, metal, plástico y vidrio, pudiendo recogerse más de un material en una única fracción siempre que se garantice su adecuada separación y no supere una pérdida de calidad de los materiales obtenidos ni un incremento de costes. Y que, antes de 2020, la cantidad de residuos domésticos y comerciales destinados a la preparación para la reutilización y el reciclado para las fracciones de papel, metales, vidrio, plástico, biorresiduos u otras fracciones reciclables deberá alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% en peso.
Hasta el momento, la situación es muy desigualdad entre las distintas Comunidades Autónomas, y no se puede hacer un análisis de si se van a alcanzar esos objetivos en su conjunto, aunque todavía estamos a tiempo, pero siendo un tanto optimistas. Aunque para conseguirlos, es necesario activar al máximo potencial políticas activas y efectivas sobre prevención. E instrumentos claves, como el ecodiseño; los económicos (pago por generación, bonificación a las buenas prácticas, canon de vertido, etc.); la normalización de nuevos usos (como el compost certificado); la compra y contratación verde; una mayor coordinación y seguimiento de los distintos planes entre las distintas administraciones –española y autonómicas–, y la máxima información y sensibilización a todos los agentes de la cadena.
Ello supone muchas cosas, entre otras, una muy importante y capital: cambiar la mentalidad de los ciudadanos y las ciudadanas, empresas e instituciones, pensando en los residuos como recursos, aprovechándolos una y otra vez en un proceso cíclico.
* Julen Rekondo es químico, consultor ambiental y Premio Nacional de Medio Ambiente 1998. Ha participado en la redacción de diversos planes de residuos como el Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa 2002-2016, y en la revisión y redacción de “Directrices para una Planificación Marco de la Gestión de los Residuos Urbanos en la CAPV 2007”, entre otros.