Su director general, Isidro García Téllez, dio a conocer el proyecto de ampliación del complejo medioambiental de Cerceda, que ya cuenta con una nueva planta para la recuperación de materiales.
Bajo el título “Economía circular: retos, oportunidades e inspiraciones”, el pasado 25 de mayo se celebró en el Pazo de Iñás (Oleiros-A Coruña) el IV Foro Abanca Responsable, al que asistieron, en calidad de invitadas, distintas empresas cuya actividad se desarrolla en el ámbito medioambiental y de la sostenibilidad. Es el caso de Sogama, representada por su director general, Isidro García Téllez; Agroamb, que lo estuvo por su directora de Competitividad Estratégica, Josefa de León, y Revertia, por su director de Comunicación, Alejo Calatayud.
En plena sintonía con las declaraciones efectuadas por Francisco Botas, consejero delegado de ABANCA, que estuvo acompañado en la sesión inaugural por Eduardo Eraña, consejero del banco, y Miguel Ángel Escote, director de RSC y Comunicación, las firmas participantes coincidieron en poner de relieve la necesidad de transitar desde el ya obsoleto y caduco modelo de economía lineal, caracterizado por las malas prácticas de extraer-producir-fabricar-tirar, y transitar hacia uno circular en el que se prime el máximo aprovechamiento de los productos, propiciando la transformación de residuos en recursos.
No obstante, también se dejó patente que, más allá de la dimensión puramente ambiental y centrada en la protección y mejora del entorno, la economía circular constituye una oportunidad para la creación de negocios rentables y nuevos puestos de trabajo, así como para el ahorro de costes y el incremento de beneficios gracias a un nuevo planteamiento orientado a repensar los sistemas de producción y consumo, anticipándose a los requerimientos legales futuros.
El evento se saldó con una serie de conclusiones de interés entre las que cabría destacar la importancia de la responsabilidad compartida en la economía circular, la necesidad de reducir el consumo de plásticos de un solo uso, así como el desperdicio alimentario y la contaminación marina, y llevar a cabo un tratamiento adecuado de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
También se apeló a la transformación de hábitos de vida, consumo y producción, al incremento del grado de concienciación y sensibilización en la materia, a la priorización del ecodiseño en los productos para reintegrarlos de nuevo en el ciclo productivo y evitar que acaben convertidos en residuos, a la comunicación transparente y al establecimiento de alianzas estratégicas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Proyectos «Made in Galicia»
En el transcurso de la jornada se dieron a conocer experiencias made in Galicia en la materia, como es el caso de Mar de Fábula, con la reutilización de materiales plásticos; Cholita Corme, con la elaboración de bolsas a partir de redes de pesca fuera de uso; Padre Rubinos, con la reutilización de tejidos de prendas donadas en mal estado para la enseñanza de la costura, hábitos laborales y venta de piezas artesanas; y Slow Food Compostela, con el trabajo orientado hacia una gastronomía responsable con el ecosistema, la biodiversidad, los productores y el desperdicio alimentario.
Isidro García Téllez dio a conocer el proyecto de ampliación del complejo medioambiental de Cerceda, que ya cuenta con una nueva planta para la recuperación de materiales contenidos en el residuo convencional, calificada como paradigma de la innovación ambiental, estando en línea con la industria 4.0.
Tras un período de pruebas, entrará en funcionamiento a finales de año. Le seguirá la remodelación de la actual planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible, culminando el plan de acción en 2019, momento en el que Sogama pasará a ser la infraestructura de sus características más grande, eficiente y sólida de Europa, y una de las de mayor entidad a nivel mundial.
Su capacidad de tratamiento se verá incrementada en un 81% hasta alcanzar un millón de toneladas de residuos anuales, y las mejoras introducidas le permitirán cuadriplicar sus tasas de reciclado y disminuir el uso del vertedero hasta alcanzar el vertido técnico cero, máximo exponente de la economía circular.