El sector de la recuperación de residuos de papel y cartón apuesta por exportar el material recuperado que las papeleras europeas no pueden asumir para mantener las altas tasas de reciclaje.
La gran transformación que ha experimentado la gestión de residuos en los últimos diez años como consecuencia de la aplicación de las diferentes Directivas en la materia ha dado como resultado un notable incremento de la recogida, clasificación y procesamiento de los residuos en Europa, aumentando la disponibilidad de materiales para su reciclaje y desviándolos del vertedero y la incineración.
En el caso concreto del papel recuperado, la tasa de reciclaje en España ha crecido 14 puntos, pasando del 63% en 2002 al 82% en 2012, alcanzándose prácticamente el límite técnico, muy por encima de las exigencias en materia de reciclado que marca la Unión Europea. La tasa de reciclaje de los hogares ha aumentado un 60%, y se espera que aumente aun más. Las tasas de reciclaje de la industria son incluso muy superiores.
A medida que las tasas de recuperación se han ido incrementando, el reciclaje se ha convertido en una actividad económica consolidada, posicionado a la industria del reciclado como un sector destacado en la dinámica económica y social actual.
En 2012, la industria española de la recuperación y el reciclado de residuos de papel y cartón gestionó 4,5 millones de toneladas de estos residuos, de las cuales el 18,5% provinieron de los sistemas municipales de recogida y el 81,5% de los sistemas de recogida industriales, gestionados íntegramente por empresas privadas.
Exceso de oferta
Sin embargo, estos volúmenes crecientes de residuos recuperados se encuentran actualmente con un escollo, pues la industria papelera europea no tiene capacidad suficiente para consumir todo el material reciclado que se recoge en Europa.
Según datos de la Confederación de Industrias Papeleras Europeas, en Europa, como consecuencia de su alta tasa de recuperación de papel y cartón, existe una sobreoferta de 8,8 millones de toneladas de este material. Este exceso de papel y cartón se exporta, por tanto, a otros mercados, principalmente a China, destino clave para el reciclado en todo el mundo, al ser el país de mayor crecimiento económico mundial y donde se producen y se embalan una gran cantidad de bienes de consumo que terminan en Europa.
Frente a quienes consideran que esta práctica vulnera el principio de cercanía –según el cual los residuos deben tratarse lo más cerca posible del ámbito donde se generan–, la Asociación Española de Recuperadores de Papel y Cartón (REPACAR) argumenta que si estas exportaciones no se producen, estas toneladas de materiales reciclables sobrantes corren el riesgo de no ser recogidas, de acabar depositadas en un vertedero o de ser incineradas, con el consiguiente impacto ambiental que ello conlleva.
Beneficios económicos y ambientales
Sin duda, vender materiales reciclados de España o de Europa a empresas españolas o extranjeras es una consecuencia natural de que los residuos se hayan convertido en un recurso, desplazando el uso de materiales vírgenes en los procesos de fabricación, obteniéndose de esta manera importantes beneficios económicos y ambientales.
Pero a su vez, para mantener los índices de reciclado de los materiales recuperables que presentan una buena demanda, como es el caso del papel, el sector apunta a la necesidad de exportar fuera de la UE lo que las papeleras europeas no pueden asumir. De esta forma se disminuye la presión global sobre la demanda de materias primas, se contribuye a reutilizar materiales que de lo contrario se desperdiciarían y se reduce el consumo de energía y las emisiones de efectos invernadero procedentes de la extracción y la transformación.
Por este motivo, los recuperadores de papel y cartón defienden la existencia de un mercado abierto y sujeto a la autorregulación de las economías de libre mercado de materiales reciclables que impulse las tasas de reciclado, con el consiguiente beneficio para el empleo y el medio ambiente.
Por un lado, el saber que se reciclaje tanto que no se da abasto es una buena noticia, pero por el lado contrario, la exportación tampoco es una solución económica o medioambiental, ya que muchos de estos materiales son enviados a paises en desarrollo como la India o China.