Desde hace un año, diez entidades europeas y japonesas trabajan en equipo en el marco del proyecto LAURELIN para desarrollar innovadores procesos para la conversión de CO2 en metanol renovable.
El sector del transporte, responsable de más del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea, necesita nuevas alternativas, como combustibles renovables, con urgencia. Por este motivo, el proyecto LAURELIN, financiado por la Unión Europea y la Japan Science and Technology Agency, trabaja actualmente en el desarrollo de innovadoras soluciones para mejorar la producción de metanol sostenible a partir de la hidrogenación de CO2 en cuanto a eficiencia energética y costes de producción.
«El metanol renovable tiene un gran potencial para ayudar con la descarbonización del sector del transporte. Puede reducir las emisiones de CO2 hasta en un 95 % y las de óxidos de nitrógeno (NOx) hasta en un 80 %, eliminar totalmente los óxidos de azufre (SOx) y convertir las emisiones de materia en partículas. Se trata de una prometedora tecnología de producción que puede jugar un papel muy importante a la hora de convertir a Europa en el primer continente neutro desde el punto de vista climático», ha explicado Adolfo Benedito Borrás, coordinador técnico de LAURELIN e investigador del Grupo de Descarbonización en Aimplas.
No obstante, la hidrogenación de CO2 en metanol presenta grandes limitaciones en cuanto al proceso, el consumo de energía y los costes de producción se refiere. El CO2 es normalmente poco reactivo y la hidrogenación no es posible sin el uso de un catalizador, una sustancia añadida para acelerar la reacción química del hidrógeno y el CO2. Así pues, el equipo de LAURELIN está desarrollando nuevos sistemas de catálisis que se adapten a la perfección a tecnologías avanzadas de reacción para reducir el consumo energético y, a su vez, el coste de la síntesis de metanol a partir de CO2.
El consorcio está trabajando con tres prometedoras tecnologías: las microondas, la inducción por plasma no térmico y la inducción magnética. Actualmente, está finalizando la construcción de los tres reactores para la conversión de CO2 en metanol. Además, en las próximas semanas, los socios terminarán de poner a punto estos nuevos reactores, haciendo que sean operativos a grandes presiones.
Más tarde, el proyecto se ocupará de generar más de cien nuevos catalizadores y compararlos con los utilizados en la hidrogenación térmica convencional. Esto ayudará a optimizar la selectividad y el rendimiento de la producción de metanol.
«La reducción de los costes de producción de e-metanol llevará implícito un aumento de las oportunidades para usarlo como combustible. Esto repercutirá directamente en la sociedad, que, gracias a la reducción de las emisiones y costes de los gases de efecto invernadero, verá aumentados los puestos de trabajo y la riqueza», ha indicado el profesor Teruoki Tago, del departamento de Ciencias Químicas e Ingeniería del Tokyo Institute of Technology.
El proyecto LAURELIN, en el que participan universidades, centros de investigación y pymes de Bélgica, Alemania, Japón, Holanda, España y Reino Unido, tiene una duración de 48 meses y está financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Unión Europea y por la Japan Science and Technology Agency (JST).