En busca de una alternativa sostenible a barnices, lacas y pinturas, la ingeniera Cristina Galiñanes Bello centró su tesis doctoral en la aplicación de taninos obtenidos a partir de residuos del monte y de las industrias forestal y alimentaria. La corteza de pino y la cáscara de castaña son las que proporcionan la mejor protección.
Desde la antigüedad, la madera es un material empleado y valorado como materia prima tanto en la construcción como en la decoración y en muchas otras aplicaciones. No obstante, uno de los principales problemas de su uso es la degradación que sufre cuando se expone al exterior, ya que la luz solar oxida la superficie cambiando su color y provocando la aparición de boquetes. Esta pérdida de color es especialmente importante en las chapas de madera teñidas empleadas como recubrimiento de tableros decorativos, ya que el color de las chapas debe ser la prescrita por el cliente.
Estos residuos forestales contienen compuestos con capacidad antioxidante que protegen el color de la madera de la luz solar
El método tradicional de proteger la madera, y en particular esas chapas, frente a la luz solar es con recubrimentos superficiales como lacas, pinturas o barnices, que cambian la apariencia dándole un aspecto más plástico y que en muchos de los casos contienen compuestos tóxicos.
En la busca de una alternativa sostenible a este caso concreto, la ingeniera Cristina Galiñanes Bello, de la Universidad de Santiago de Compostela, centró su tesis doctoral en la aplicación de extractos obtenidos a partir de residuos del monte y de las industrias forestal y alimentaria.
Así, demostró que esos residuos contienen compuestos con elevada capacidad antioxidante que actúan protegiendo el color de la madera de la acción de la luz solar, siendo los extractos de la corteza de pino y los de la cáscara de castaña los que proporcionaron la mejor acción protectora.
La tesis propone no sólo un tratamiento sostenible y ambientalmente aceptable para proteger a la madera frente a la degradación que sufre cuando se expone al exterior, sino también una alternativa para la gestión y valorización de los residuos forestales e industriales estudiados.
El trabajo «Fotoprotección de chapas de madera teñidas mediante taninos obtenidos a partir de residuos forestales» lo dirigieron las profesoras del Departamento de Ingeniería Química de la USC Julia González Álvarez y María Sonia Freire Finca y se desarrolló conjuntamente entre el Grupo de Investigación y Aprovechamiento de Materiales Lignocelulósicos de la USC y la empresa Aserpal, que gracias a este proyecto podrá comercializar chapas de madera teñidas con estabilidad mejorada del color.
El tribunal encargado de evaluar la tesis estuvo formado por el profesor de la USC Manuel Guaita Fernández, por el director científico de la Fundación CETEMAS, Juan Pedro Majada Guijó, y por la científica del Instituto Nacional de Investigaciones y Tecnologías Agrarias Eva Hermoso Prieto, que le otorgaron la calificación de sobresaliente cum laude.