Un estudio de ENT concluye que los ayuntamientos españoles siguen sin explotar el potencial de las tasas que aplican sobre la recogida de residuos para fomentar las buenas prácticas ambientales y alcanzar los objetivos de reciclaje marcados por la UE.
El Observatorio de la Fiscalidad de los Residuos ha publicado el estudio “Las Tasas de Residuos en España 2019”, de los investigadores Pablo Pellicer, Marc Iriani, Ignasi Puig y Sergio Sastre. En su realización, se han analizado las tasas domiciliarias y comerciales de 125 municipios, incluidas todas las capitales de provincia. Este estudio da continuidad a análisis anteriores realizados con datos de 2015 y 2018.
Las tasas de residuos son de las que más recaudación aportan a los municipios, puesto que cubren el servicio de recogida de residuos, que es de prestación obligatoria y con elevados costes. Además de asegurar la financiación de la prestación de este servicio, las tasas de residuos pueden tener como objetivo una distribución lo más justa posible de las cargas económicas entre la ciudadanía, considerando tanto criterios sociales como ambientales.
El marco legal permite que sean los municipios quienes definan el grado de cobertura al que se pretende llegar con la tasa, en relación con los costes del servicio. La inexistencia de un porcentaje de cobertura definido favorece la heterogeneidad en el establecimiento de las cuotas.
Si una parte de la tasa se vincula a la generación y separación de los residuos en origen, se crea un incentivo económico
Potencialmente, las tasas de residuos pueden ser uno de los instrumentos más eficaces para la promoción de buenas prácticas ambientales en materia de prevención y separación de residuos. Si una parte variable de la tasa se vincula directamente a la generación y a la correcta separación de los residuos en origen (mediante la aplicación de sistemas de pago por generación) se crea un incentivo económico para que la ciudadanía pueda participar de estas prácticas.
Cuotas fijas en la mitad de los municipios
Con todo y con ello, aproximadamente un 50% de los municipios analizados cuentan con un modelo de tasas con cuotas fijas (todos los domicilios pagan lo mismo independientemente de si realizan o no separación de residuos). Aplicar una cuota fija implica que los domicilios que generan menos y reciclan más residuos están subvencionando a aquellos con peores prácticas ambientales en materia de residuos.
Por otro lado, en los municipios donde las tasas no son fijas, existe una ausencia general de criterios ambientales en su articulación. En el caso de los comercios, la mayoría de las tasas se calculan en función del tipo de actividad y la superficie del comercio. Este proyecto sugiere que el potencial de las tasas de residuos para mejorar su gestión ha sido poco explotado. La aplicación de sistemas de pago por generación, de implantación aún muy minoritaria en el Estado español, pero con una tendencia hacia su generalización en Europa, es un ejemplo de la puesta en práctica de las capacidades de la tasa de residuos.
Con una cuota fija, los domicilios que más previenen y reciclan están subvencionando a aquellos con peores prácticas ambientales
En este estudio se ha concluido que el valor medio de la tasa de residuos en el 2019 fue de 89,4 euros por domicilio. Respecto al 2018, la tasa domiciliaria media se ha incrementado en un 1,02% (desde los 88,5 euros) en una evolución muy similar al 1% de variación del IPC entre los meses de enero de ambos años.
Por su lado, las tasas comerciales siguen una dinámica más compleja que las domiciliarias. El estudio de 2019 ha incorporado al análisis cinco nuevos comercios tipo (hotel, supermercado, tienda de alimentación, clínica y peluquería). Las cuotas medias más elevadas se han sido para las categorías “supermercado”, “clínica” y “hotel”, siendo, asimismo, los comercios que cuentan con más superficie. Las cuotas comerciales no siguen una tendencia homogénea, pero su evolución conjunta es superior a la variación del IPC.
Pocas variaciones desde 2015
Las variaciones observadas en las tasas de residuos entre 2015 y 2019 han sido poco significativas, tanto en su dimensión cualitativa como cuantitativa. Con todo, existen algunos aspectos destacables. La proporción de municipios que no tienen ningún tipo de figura impositiva ha disminuido en este periodo, así como también lo ha hecho la frecuencia de las tasas que no incluyen diferencias entre las cuotas domésticas y comerciales. Además, menos municipios tienen una tasa fija de recogida domiciliaria y la superficie de los domicilios pierde peso entre los criterios de diferenciación para las tasas variables. Por otro lado, cada vez más municipios optan por una gestión mancomunada, que puede optimizar los recursos destinados a la gestión de residuos.
Los sistemas de recogida selectiva que corresponsabilizan a la población mejoran los resultados obtenido en materia de reciclajes
Con la publicación de este estudio, el Dr. Ignasi Puig Ventosa, investigador y jefe de proyectos de la Fundación ENT, considera que “los Ayuntamientos deberían de ser más conscientes del potencial de las tasas de basuras para contribuir a mejorar el modelo de gestión de residuos. Por un lado, permiten aportar más recursos para una mejor gestión; por el otro, permiten crear incentivos en torno a la recogida selectiva”.
Por otro lado, Sergio Sastre, coautor del estudio, opina que “aún hay mucho trabajo a hacer en materia de prevención. Los pasos que se han realizado hasta ahora son modestos y la tendencia actual no es suficiente para cumplir a tiempo con los objetivos de la nueva legislación europea en materia de residuos”.
Por su lado, Marc Iriani y Pablo Pellicer, coautores del estudio, también apuntan a que “Es de gran utilidad para una gestión adecuada de los residuos que la ciudadanía esté implicada en el proceso. Los sistemas de recogida selectiva que corresponsabilizan a la población mejoran los resultados obtenidos”.