Un grupo de estudiantes mexicanos propone el uso de tapones de PET para fabricar asientos, respaldos y paletas de pupitres.
Estudiantes de la especialidad en procesos industriales de plásticos de la Universidad Tecnológica de Querétaro (Uteq), en México, han desarrollado un proceso de restauración de mobiliario escolar a partir de componentes para butacas elaborados con tapas de envases reciclados de tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés).
Este proyecto, denominado Plastibanca, fue desarrollado con el objetivo de proponer un producto que en una primera instancia fuera útil para la universidad, utilizando materiales de desecho, como son las tapas y envases de refrescos elaborados con plástico.
“En una primera etapa, buscamos la restauración de los esqueletos de las butacas que dejaron de usarse en la institución porque carecen de componentes como asientos, paletas o respaldos. Los materiales que usamos son tapas de envases de PET, que pasan por un proceso de molienda para después colocarse en moldes y ser procesados en un horno que se calienta a 200 grados aproximadamente”, señala el profesor Saúl López Herrera, que ha asesorado a los investigadores.
La estudiante Gabriela Alejandra de León de Jesús, integrante del proyecto, indicó que la iniciativa surgió por un proyecto escolar donde el reto era el diseño de prototipos a través del reciclaje de polietileno (PE) y polipropileno (PP).
“Se genera mucha basura en las ciudades, particularmente envases de PET que se recolectan constantemente. Lo que quisimos es darle un nuevo giro a este reciclaje. Este material ya trabajado nos brinda una gran resistencia y durabilidad, acorde con las exigencias del mobiliario escolar. Otro aspecto atractivo es que es multicolor, lo que compensa posibles rayaduras o grafiteado de los alumnos. Hicimos algunas pruebas para clasificar los colores, pero nos convenció más esta opción”, explica.
Saúl López Herrera explicó que actualmente están trabajando con esqueletos metálicos de butacas que ya no se utilizaban en la universidad, para colocarles los componentes reciclados.
“La estructura metálica se pinta y se instalan los reciclados. Estamos en la fase de desarrollo de pruebas mecánicas para que cumpla con las normas de la Secretaría de Educación y garantizar su calidad”. Destacó que hay un proyecto por parte de la Uteq que aportará un horno y el equipo necesario para cubrir, en una primera instancia, las necesidades de la universidad y, posteriormente, lanzar este producto al mercado.
“Trabajamos con un material muy económico y abundante. No requiere una gran temperatura o presión, los tiempos de producción son muy rápidos —alrededor de 45 minutos— por los tres componentes dependiendo de la dimensión del horno. Además, se puede usar para otro tipo de mobiliario. En algunos foros donde lo presentamos, nos señalaron que podría servir también para mobiliario de preescolar, porque el producto acabado no tiene filos y tampoco es necesario darle un acabado, así como se observa sale del molde; la superficie es lisa no requiere esmerilado ni barnizado. El plástico a partir de la temperatura de transición vítrea se reblandece, lo que nos permite darle la forma y al mismo tiempo readquiere las propiedades mecánicas que se necesitan para este tipo de aplicaciones”, explica López.
El proyecto de Plastibanca fue presentado en el pabellón tecnológico de la Expo Encuentro Industrial y Comercial Querétaro 2018.
Fuente:
Conacyt