Luis Medina-Montoya Hellgren.
Director de Proyectos.
Fundación para la Economía Circular.
Europa exige envases más sostenibles: España debe liderar la transformación o se quedará atrás.
En un planeta donde los residuos se acumulan más rápido de lo que somos capaces de gestionarlos, la Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto con un enfoque tajante y visionario: el nuevo Reglamento de Envases y Residuos de Envases, aprobado recientemente, plantea un cambio de paradigma en la forma en que producimos, usamos y reciclamos los envases.
Este reglamento, que entra en vigor de manera directa en todos los países miembros, no necesita transposición legislativa como ocurre con las directivas. Por tanto, España está obligada a adaptar su normativa actual, representada por el Real Decreto 1055/2022, de forma inmediata. No hacerlo implicaría no solo incumplir compromisos medioambientales, sino también asumir sanciones económicas y perder el ritmo del avance europeo hacia una economía circular efectiva.
Pero, más allá del deber normativo, esta actualización responde a una necesidad urgente: reducir el impacto ambiental generado por el sistema actual de envasado, dominado por la cultura del «usar y tirar». No es solo una cuestión ecológica, sino también económica y social. Estamos ante una oportunidad histórica para redirigir la trayectoria insostenible que ha marcado las últimas décadas y, al mismo tiempo, innovar en un sector clave de nuestra economía.
El Peso de los Envases: Un problema global y local
La magnitud del problema es difícil de ignorar: según datos de la Comisión Europea, el 40% de los plásticos y el 50% del papel utilizados en Europa se destinan a la fabricación de envases. A nivel global, producimos más de 350 millones de toneladas de plástico al año, y una parte significativa termina en vertederos o en el mar. Los envases representan además el 36% de los residuos municipales, una cifra que deja claro su impacto en las ciudades y en los sistemas de gestión de residuos.
En España, la situación no es diferente. El Real Decreto 1055/2022 fue un paso adelante al establecer objetivos y medidas para la prevención, reutilización y reciclado de envases. Sin embargo, se basa en la antigua Directiva 94/62/CE, que ya no responde a los desafíos actuales. La nueva normativa europea eleva la apuesta con metas más estrictas y exigencias técnicas que obligarán a repensar profundamente el sistema de producción y gestión de envases.
Objetivos más ambiciosos: Lo que el Reglamento exige
El Reglamento europeo no deja lugar a dudas: los cambios serán amplios y estructurales. Uno de los pilares más importantes es la reducción del sobreenvasado, un problema especialmente visible en el auge del comercio electrónico. A diario, millones de consumidores reciben productos pequeños en cajas sobredimensionadas, protegidas con capas innecesarias de plástico, cartón o papel. Este exceso no solo genera más residuos, sino que incrementa las emisiones asociadas al transporte por el mayor volumen de carga.
Para 2030, el Reglamento establece que los envases deberán reducirse en un 5% en peso y volumen respecto a los niveles de 2018. Aunque pueda parecer una cifra modesta, el desafío es monumental, pues implica rediseñar los envases utilizados en sectores como la distribución, la hostelería y el comercio electrónico.
La necesidad de adaptación es clara. Como explicaba en una reciente comparecencia Virginijus Sinkevičius, excomisario europeo de Medio Ambiente: “El embalaje excesivo no solo es un desperdicio de recursos, sino una burla al esfuerzo colectivo por frenar la crisis climática. Es hora de poner fin a esta práctica que tanto daña a nuestro planeta”.
Reutilización: El Regreso a la lógica de los envases duraderos
Otro de los cambios más relevantes es el impulso a la reutilización obligatoria. El Reglamento establece porcentajes mínimos de reutilización en sectores clave, como el de las bebidas y el transporte de mercancías. Por ejemplo, el 10% de las botellas de bebidas no alcohólicas deberán ser reutilizables para 2030, y la exigencia se incrementará progresivamente en los años siguientes.
Los beneficios de la reutilización son evidentes. Según la Comisión Europea, los envases reutilizables pueden reducir la huella de carbono hasta en un 60%, además de disminuir significativamente la cantidad de residuos generados. Para alcanzar este objetivo, España deberá reforzar las infraestructuras logísticas y crear incentivos que faciliten la implementación de sistemas de retorno y rellenado.
Reciclaje: Calidad y viabilidad económica
El nuevo Reglamento también redefine el concepto de reciclabilidad. No basta con que un envase sea técnicamente reciclable: debe serlo de manera económicamente viable y a gran escala. Para garantizarlo, se introduce una clasificación de calidad para los envases reciclables:
- A, B o C: solo estos niveles podrán ser admitidos en el mercado.
- Los envases que no alcancen el nivel C serán considerados no reciclables y su comercialización será restringida a partir de 2030.
Esto obliga a los productores a rediseñar sus envases, priorizando materiales que puedan ser fácilmente recogidos, clasificados y reciclados. El artículo 10 del Real Decreto 1055/2022 deberá ser revisado para incorporar estos criterios y establecer mecanismos de evaluación y control.
Adiós a los «Químicos Eternos»: La prohibición de PFAS
Uno de los aspectos más importantes del Reglamento es la prohibición de los PFAS, también conocidos como «químicos eternos». Estas sustancias, ampliamente utilizadas en envases alimentarios por sus propiedades antiadherentes e impermeabilizantes, son extremadamente tóxicas y persistentes en el medio ambiente.
Dinamarca ha sido pionera en la eliminación de PFAS en envases alimentarios, demostrando que es posible sustituir estos compuestos por alternativas más seguras.
El Sistema SDDR: Una Herramienta Probada
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) será obligatorio para botellas de plástico y latas de bebidas, con el objetivo de incrementar las tasas de reciclado. En países como Alemania, donde este sistema lleva años en funcionamiento, la tasa de reciclado de este tipo de botellas de plástico supera el 98%, un éxito que demuestra su eficacia.
La implementación del SDDR en España, algo sobre lo que ya se venía hablando hace unas semanas tras la publicación de un estudio del Ministerio para la transición ecológica que analizaba las ratios de reciclado de envases de plástico en España en 2023, requerirá cambios en el Real Decreto y una adaptación tanto por parte de los consumidores como de los comercios. Este sistema implica que los ciudadanos deberán devolver los envases vacíos en los establecimientos donde los adquirieron, recuperando a cambio un pequeño depósito, aunque deberán seguir depositando el resto de los envases y demás fracciones en los contendores de la vía pública.
La Responsabilidad de todos: Ciudadanos, Empresas y Administración
La transformación que exige el Reglamento europeo no puede recaer únicamente en las empresas o en los gestores de residuos. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad:
- Las empresas: deben rediseñar sus envases, apostar por materiales sostenibles y asumir los costes de gestión mediante la Responsabilidad Ampliada del Productor. Esta obliga a los productores a financiar la gestión de los residuos generados por sus productos y modular sus contribuciones económicas según la sostenibilidad de sus envases.
España deberá actualizar el RD para incluir la modulación financiera como herramienta de incentivo: los envases más sostenibles, con mayor contenido reciclado o facilidad de reciclaje, abonarán menores contribuciones a los SCRAP a los que están adheridos.
- La administración: deberá garantizar el control y cumplimiento de la normativa, sancionando a aquellos que no la cumplan y educar a la ciudadanía sobre la importancia de una correcta separación y depósito de residuos.
- Los ciudadanos: tenemos un papel clave al apoyar sistemas como el SDDR, modular nuestras decisiones de compra en base a la sostenibilidad de los productos y servicios que adquirimos y separar mucho más y más eficientemente nuestros residuos en origen.
Principales adaptaciones del RD.1055/2022 necesarias:
1. Artículo 6: Objetivos de prevención vs. Objetivos del Reglamento Europeo
- Introducir un objetivo de reducción del peso y volumen de envases del 5% para 2030 respecto a los niveles de 2018, y limitar el uso de envases excesivos, especialmente en comercio electrónico.
2. Artículo 8 y 9 : Reutilización de envases
- Incorporar un porcentaje mínimo de reutilización:
- 10% para envases de bebidas no alcohólicas para 2030.
- 15% para envases de transporte.
- Establecer un número mínimo de rotaciones para envases reutilizables.
3. Artículo 10: Objetivos de reciclado
- 70% de reciclado en peso para todos los envases en 2030 (actualmente 65% en el RD).
- Especificar metas por materiales:
- Plástico: 55% (frente a 50% en RD).
- Vidrio: 75%.
- Metal: 80%.
4. Artículo 12: Diseño del producto y requisitos de sostenibilidad
- Introducir la obligación de diseño para reciclabilidad con un sistema de evaluación de calidad:
- A, B, C (permitidos).
- Restricción para envases por debajo de calidad C a partir de 2030.
5. Artículos 46-48: Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR)
- Hacer obligatorio el SDDR para:
- Botellas de plástico PET.
- Latas de aluminio.
- Plazos: Implementación plena antes de 2029.
6. Nuevas restricciones a sustancias peligrosas
- Prohibir totalmente las PFAS en envases alimentarios.
- Establecer límites más estrictos a metales pesados con exenciones controladas.
7. Artículo 14-15: Registro de productores
- Obligar a los productores a:
- Modulación de las contribuciones financieras en base a criterios de ecodiseño (reutilización, reciclabilidad, uso de materiales reciclados).
- Presentar informes anuales estandarizados con indicadores de rendimiento.
El Momento de actuar es ahora
La actualización del Real Decreto 1055/2022 no es solo una obligación legal; es una oportunidad para liderar el cambio hacia un modelo de producción y consumo más sostenible. La Unión Europea ha trazado el camino, y ahora depende de nosotros recorrerlo con decisión y compromiso.
No podemos permitirnos más tiempo. Cada envase que no reciclamos, cada plástico innecesario que utilizamos es un paso atrás en la lucha por un futuro mejor. La pregunta no es si estamos preparados, sino si estamos dispuestos a asumir el desafío que el planeta nos exige. El cambio comienza con cada uno de todos nosotros.