La tecnología utilizada está adaptada a las condiciones del país para construir y operar plantas a escala municipal.
Investigadores de las facultades de Química e Ingeniería, así como del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han desarrollado una planta para procesar residuos sólidos urbanos, de tipo orgánico, para producir biogás, un biocombustible con el que se puede generar energía eléctrica. La peculiaridad de esta tecnología –utilizada en otras ciudades del planeta– es que está adaptada a las condiciones del país para construir y operar plantas a escala municipal.
La idea es que la Ciudad de México y otras urbes del país puedan en un futuro diversificar las fuentes de energía empleadas hasta ahora con tecnología punta y reemplazar la quema de combustibles fósiles que tiene efectos contaminantes.
De este modo se pueden atender dos necesidades inaplazables en México: solucionar el problema de los residuos sólidos urbanos (precursores de metano y CO2) y cubrir la creciente demanda de energía.
Según Alfonso Durán Moreno, coordinador del proyecto, esta instalación es actualmente “la única planta en México que trata residuos sólidos urbanos con dos tipos de tecnología: la que utiliza agua, llamada de ‘digestión húmeda’ (el porcentaje presente en los reactores es de 10%) y la ‘seca’, en la cual prácticamente no se adiciona agua y funciona con la humedad de los mismos residuos”.
En la Ciudad de México se generan aproximadamente 13.000 toneladas de residuos cada día; de estos, los orgánicos representan alrededor del 50%, con el agravante de que se reducen los sitios cercanos para depositarlos y su tratamiento es tan precario que con frecuencia en algunas partes de la urbe se respira el olor a basura.
Con una planta de digestión anaerobia de desechos orgánicos, estos podrán procesarse sin que se degraden en el ambiente, explicó Durán Moreno. “El gas que producen dentro del reactor se transforma en biogás y el resto puede utilizarse para mejorar suelos”.
Una planta de biodigestión puede ser de gran utilidad en las industrias procesadoras de alimentos, en empresas tequileras o en aquellas que desechen cantidades significativas de biomasa. “Esta tecnología es útil en industrias que originen alrededor de 20 toneladas diarias. El ideal son 50 toneladas, mínimo, por día”, recomendó el experto.
Recientemente, se ha proyectado una planta de 50 toneladas en Capulhuac, Estado de México, y se estima que con esa cantidad de residuos la producción de energía eléctrica sería de 0,5 MW, es decir 500 kW hora/día.