El proyecto de Ley sobre fiscalidad ambiental, aprobado recientemente por el Consejo de Ministros de Portugal, incluye un impuesto de ocho céntimos de euro por cada bolsa de plástico, con el objetivo de “reorientar los patrones de consumo”.
Si recientemente nos llegaba desde Francia la noticia de que el Gobierno quiere prohibir las bolsas de plástico en 2016, ahora es nuestro vecino del oeste quien mueve ficha para reducir las bolsas de un solo uso. El proyecto de Ley sobre la Fiscalidad Ambiental, aprobado recientemente por el Consejo de Ministros de Portugal, incluye un gravamen de ocho céntimos de euro por cada bolsa de plástico, instrumento fiscal que pretende situar el nivel máximo de 50 bolsas per cápita al año en 2015 y de 35 bolsas en 2016.
El ministro portugués de Medio Ambiente, Jorge Moreira da Silva, ha declarado que con esta medida el Gobierno pretende terminar con el efecto pernicioso de las bolsas de plástico en el medio ambiente, especialmente en el mar. A través de este gravamen sobre producto, el Gobierno espera recaudar 40 millones de euros en 2015. El ministro ha defendido que la reforma de “fiscalidad verde” busca “reorientar patrones de consumo” y no aumentar impuestos de forma indiscriminada.
Los establecimientos comerciales, como por ejemplo los supermercados, son los sujetos del impuesto y quienes estarían obligados a pagar al Estado. Como cabe esperar, el valor de este gravamen se trasladará al consumidor final vía precios. Es decir, las bolsas se venderán y, por lo tanto, estarían sujetas al IVA. En la práctica, cada bolsa tendrá un coste de alrededor de diez céntimos de euro.
Impuesto al carbono
Otra medida importante de esta reforma fiscal ambiental es un impuesto sobre el carbono (impuesto ambiental sobre las emisiones de CO2), como un impuesto adicional sobre los productos de energía y petróleo, el ISP. Esto generaría unos ingresos de 95 millones de euros. Para el consumidor, esto significaría un aumento de poco más de un céntimo de euro en el precio de la gasolina y el diésel, que se une a los dos céntimos de incremento debido a la subida del impuesto de circulación incluido en los Presupuestos del Estado para 2015.
Además, el Gobierno portugués aspira a reintroducir de forma generalizada el incentivo fiscal por los vehículos al final de su vida útil, que conllevaría una ayuda de hasta 4.500 euros para adquirir automóviles movidos por energías limpias. Es decir, este incentivo se daría a aquellos que reemplacen un coche viejo por uno eléctrico o uno híbrido. En el primer caso, habrá una reducción de 4.500 euros del Impuesto de Vehículos en el nuevo coche. En el segundo, de 3.250 euros.
Fuente:
Fundación para la Economía Circular