Así se pronunció el presidente de honor de la Fundación para la Economía Circular (FEC), Jean Pierre Hannequart, durante su intervención en la jornada “La gestión sostenible de los residuos en la economía circular”.
Jean Pierre Hannequart, presidente de honor de la Fundación para la Economía Circular, protagonizó el pasado viernes, 12 de mayo, la conferencia inaugural que abrió la sesión de ponencias enmarcadas en la jornada “La gestión sostenible de los residuos en la economía circular”, promovida por Sogama y celebrada en la Fundación Barrié de A Coruña ante más de 170 asistentes.
En el transcurso de su intervención, Hannequart apuntó a la necesidad de cerrar el círculo de la producción, el consumo, los residuos y los recursos de cara a avanzar hacia un modelo de economía eficiente en el correcto uso de estos últimos, apuntando que el crecimiento sostenible, integrado e inteligente, está ligado a cinco sectores prioritarios: plástico, alimentación, residuos orgánicos, materias primas críticas, construcción y demolición.
A nivel de producción, la clave reside en el ecodiseño (ecoconcepción y ecoeficiencia), constituyendo también una prioridad la durabilidad de los productos y el mayor protagonismo que debe otorgarse a la contratación pública ecológica o verde, urgiendo la realización de cambios a nivel legislativo y la revisión de las Directivas de residuos.
En este escenario, el principio Multi-R cobra en la economía circular especial protagonismo. Repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar energéticamente constituyen verbos que deben conjugarse en múltiples formas e integrarse en una estrategia encaminada a transformar los residuos en recursos.
Son necesarias más obligaciones de prevención, reutilización y reciclado, así como más incentivos económicos y menos vertido
Todos los actores de la cadena
El representante de la FEC manifestó que el concepto de economía circular se puede aplicar a todos los niveles, resultando crucial saber lo que se puede aplicar a nivel más local. Es lo que se conoce como concepto de “circuito corto”.
Asimismo, hizo especial hincapié en la urgencia de contar con todos los actores de la cadena para que el proceso de transición de una economía lineal a una circular llegue a buen puerto. En este sentido, identificó a productores, diseñadores, fabricantes, transportistas, comerciantes y consumidores, entre otros. ”La cuestión es reunir a todos estos actores bajo la coordinación de los poderes públicos”, abundó.
Hannequart consideró que la innovación puede desempeñar también un importante papel por la posibilidad que ofrece a la hora de abrir nuevos modelos de negocio que contemplen la reducción del despilfarro de recursos. “La economía circular debe respetar ciertas estrategias si queremos su durabilidad”, haciéndose necesarias más obligaciones de prevención, de reutilización y de reciclado, así como más incentivos económicos y menos vertido. “La prevención debe ser una prioridad a nivel jurídico y político”, sostiene.
Respecto al desperdicio alimentario, se hace preciso establecer una jerarquía para la gestión de los residuos alimentarios que dé comienzo con la prevención, continúe con el rescate y el reciclado, y concluya con su valorización energética y eliminación.
MÁS REUTILIZACIÓN, MÁS RECICLADO Y MENOS VERTIDO
Trasladó Hannequart que el concepto de reutilización está sometido a una gran confusión: reutilización de un producto o de un residuo, indicando que el debate se focaliza ahora sobre la reutilización de los envases: 5% en el año 2025 y 10% en 2030.
En cuanto al objetivo de reciclado del 50% de los residuos municipales en 2020, alertó sobre la urgencia de aclarar el método de cálculo, toda vez que la Comisión Europea se refiere a un 65%, el Parlamento a un 70% y el Consejo a un 60%.
Tendrán que usarse instrumentos económicos como las tasas al vertido y la incineración, el pago por generación o los incentivos
Ya en el ámbito de la recogida selectiva, el presidente de la FEC hizo hincapié en cuatro materiales básicos: papel, metales, plásticos y vidrio, si bien cada Estado miembro es libre de apreciar si hace falta o no esta recogida selectiva, debiendo garantizar la recogida separada de biorresiduos cuando esta sea viable desde la dimensión ambiental, económica y social
En relación al vertedero, el objetivo es reducir la cantidad de residuos biodegradables a depositar en el mismo y el fin último es prohibir, no sólo la entrada de biorresiduos, sino también los recogidos selectivamente. “La filosofía es avanzar hacia el vertido directo cero”. En este sentido, y mientras que la Comisión pone un techo del 10%, para el Parlamento propone llegar hasta el 5%.
Por otro lado, Hannequart manifestó que los Estados miembros tendrán que utilizar instrumentos económicos en relación a la jerarquía de residuos: tasas sobre vertido e incineración, pago según las cantidades de desechos generadas e incentivos para autoridades locales, entre otros.
Asimismo, anunció también que se va a acometer una armonización de la condiciones de responsabilidad del productor, debiendo los Estados miembros adoptar las medidas necesarias para ello.
“La gestión de los residuos se transformará en una gestión sostenible de los materiales”, así concluyó Hannequart su intervención, añadiendo que “es tiempo de elaborar estrategias territoriales”.