Una investigación apuesta por la fitoestabilización asistida para la gestión integrada de biorresiduos, y reclama medidas legales y sociales para impulsar su aprovechamiento.
Ante la generación creciente de residuos orgánicos en Chile, los investigadores Eduardo Arellano y Rosanna Ginocchio, de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), abordaron el tema en su trabajo “Desafíos de las políticas públicas de gestión de residuos orgánicos en Chile para fomentar su reutilización en sistemas degradados”.
En la presentación de la investigación, Eduardo Arellano, señaló que pese a los esfuerzos del Estado por valorizar los residuos orgánicos, la disposición final en vertederos o rellenos sanitarios aún es la forma de tratamiento más frecuente.
Apenas un 9% de residuos orgánicos se está aplicando a suelos degradados, comentó Arellano, y explicó que los principales obstáculos para la valorización de residuos como enmiendas de suelos “tienen relación con la aceptación social”, es decir, hay miedo a que estos residuos puedan afectar la producción y a la generación de olores, entre otros factores.
La propuesta de los investigadores se refiere a la gestión integrada de residuos usando la fitoestabilización asistida, una “tecnología de rehabilitación ecológica para la adecuada estabilización de relaves mineros que se sustenta en la disposición de residuos mineros y orgánicos, y en el establecimiento de comunidades vegetales autosustentables”, explicó Arellano.
Esta alternativa de valorización se puede aplicar en suelos degradados químicamente, y conlleva externalidades positivas, como la remediación ambiental y la posibilidad de cultivo de especies para la producción de materias primas industriales.
Incentivar la valorización
Arellano se refirió al desafío pendiente: “las empresas no tienen incentivo para valorizar los residuos generados, les resulta más barato la disposición final en vertederos o rellenos sanitarios”. Por eso se necesita que los costes de valorización puedan competir con los de eliminación, porque “cada vez es más difícil encontrar sitios de disposición y cada vez es más caro mandar los residuos a rellenos”.
Entre las recomendaciones de los profesores están el impulso de un marco legal que estimule su reproceso y el desarrollo de programas participativos donde tanto los generadores como los receptores de los residuos orgánicos interactúen, involucrando a los reguladores, las comunidades locales y los desarrolladores y aplicadores de las nuevas tecnologías.
Fuente:
DiCYT
Tengo la solución !