La capacidad de capturar CO2 convierte a la agricultura de carbono en una herramienta clave para lograr la neutralidad climática en Europa.
Aclima, Basque Environment Cluster con la colaboración de Neiker, Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias, ha puesto en marcha el proyecto CO2FARM que pretende evaluar el marco de oportunidad e identificar los aspectos clave para el desarrollo de un mercado de agricultura de carbono en Euskadi.
Para lograr la neutralidad climática en 2050, la UE debe no solo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también compensar las emisiones residuales mediante la absorción de carbono en la atmósfera. Dentro de las estrategias de descarbonización industrial que se están implementando en el marco del Green deal, las absorciones y la captura de carbono en suelos agrícolas constituirán una parte importante del esfuerzo en la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.
El Parlamento Europeo aprobó en abril el nuevo Marco de Certificación de Eliminaciones de Carbono (CRCF) que se espera sea adoptado formalmente como reglamento a finales de este año y que será una pieza clave para facilitar la implementación de actividades de captura y eliminación de carbono. El reglamento establece los criterios de calidad, reglas para la verificación y certificación en tres categorías: eliminaciones permanentes de carbono, agricultura o cultivo de carbono y almacenamiento de carbono en productos.
Las eliminaciones permanentes de carbono incluyen tecnologías industriales que capturan carbono y lo almacenan de forma segura durante siglos. La agricultura de carbono abarca prácticas en tierras agrícolas, humedales, bosques y ambientes costeros que secuestran carbono a través de procesos biológicos, generando también beneficios para la biodiversidad.
Para ser certificadas, las actividades deben cumplir con cuatro criterios principales: cuantificación, adicionalidad, almacenamiento a largo plazo y sostenibilidad, para este último criterio, una actividad de cultivo de carbono siempre debe generar al menos un beneficio colateral para la biodiversidad.
Las absorciones de carbono certificadas pueden monetizarse a través de regímenes privados que financian proyectos de captura y eliminación para compensar emisiones, por ejemplo, a través del pago a agricultores por prácticas agrícolas sostenibles que integren la captura de carbono en el suelo, generando nuevos modelos de negocio para los agricultores y silvicultores, que además generan beneficios significativos para la biodiversidad.
En la actualidad, ya existe un mercado voluntario de carbono que permite a organizaciones públicas y privadas, empresas y ciudadanos compensar sus emisiones de CO2 como parte de su compromiso con la acción climática, basado en diferentes estándares y metodologías de acreditación. La heterogeneidad de los distintos esquemas de certificación en el mercado voluntario y de las distintas categorías de proyectos elegibles para generación de créditos, deriva en que un crédito de carbono (equivalente a la reducción/absorción de 1 tonelada de CO2) se vende en el mercado a un amplio rango de precios. Contar con un marco estandarizado a nivel europeo permitiría consolidar y dar credibilidad a este mercado.
Según el último informe de Ecosystem marketplace, en 2023, el valor total de las transacciones reportadas en el Mercado Voluntario de Carbono alcanzó los 723 millones de dólares, los compradores pagaron 6,53 dólares de media por tonelada de CO2 en créditos de carbono. La consultora Morgan Stanley estima que este mercado podría crecer hasta unos 100.000 millones de dólares en 2030 y 250.000 millones en 2050.
Oportunidades para Euskadi
Euskadi cuenta con una superficie rural muy amplia que comprende más del 90% del territorio, convirtiéndose así en un territorio con un gran valor ecológico añadido que ofrece una inestimable alternativa para la implementación de prácticas de agricultura de carbono. Este modelo de gestión agraria puede complementar los mecanismos de compensación de emisiones de la industria vasca y ofrecer un marco de colaboración entre ambos sectores con potenciales beneficios para todas las partes.
El proyecto CO2FARM se alargará hasta diciembre de 2024 y entre las actuaciones contempladas destacan el estudio de las limitaciones y modelos de éxito que se puedan replicar con sus adaptaciones a la realidad vasca, el análisis de la demanda de compensación de los sectores con mayores emisiones de GEI y el análisis de la oferta potencial de compensación del sector primario basada en la capacidad de captura de carbono del suelo.
El proyecto se encuentra financiado por el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco a través del Programa de ayudas a la investigación colaborativa Elkartek.