En todo el continente existen más de veinte mil grandes emplazamientos contaminados que suponen una amenaza medioambiental, pero también una oportunidad para el desarrollo de las economías locales.

suelos contaminados
la recuperación de suelos industriales abandonados supone una gran oportunidad para el desarrollo de las economías locales. Foto: mararie en Flickr (cc)

El desarrollo económico del continente europeo pasa por realizar un uso eficaz de toda el suelo disponible. En este sentido, los terrenos industriales o comerciales abandonados o infrautilizados ofrecen la oportunidad de convertirse en suelo productivo.

El problema es que muchos de estos suelos están contaminados como consecuencia de la actividad que acogieron anteriormente y, por tanto, es necesario limpiarlos y eliminar los riesgos que conllevan para poder aprovecharlos. Pero esta tarea de limpieza y descontaminación puede resultar costosa, difícil y muy prolongada en el tiempo, lo que explica la baja reutilización de esta clase de terrenos hasta ahora.

En Europa existen más de veinte mil emplazamientos contaminados complejos y de grandes dimensiones, los cuales suponen una amenaza medioambiental para los recursos escasos como el suelo y el agua. Sin embargo, pueden representar también una inmejorable oportunidad para el desarrollo de las economías locales.

El equipo responsable del proyecto europeo TIMBRE (“An integrated framework of methods, technologies, tools and policies for improvement of brownfield regeneration in Europe”) trabaja para solventar esos escollos y habilitar estos terrenos en desuso.

Los investigadores participantes en este proyecto están desarrollando tecnologías y herramientas para la investigación, la evaluación y la recuperación de estas grandes extensiones de terreno.

Según Stephan Bartke, del Centro Helmholtz de Investigación sobre el Medio Ambiente (UFZ), coordinador de TIMBRE, “estos grandes terrenos presentan dificultades especiales no sólo por su gran extensión (se trata, por ejemplo, de antiguas fundiciones de acero, bases militares, aeropuertos o explotaciones mineras), sino por los complejos retos que plantea su revitalización, entre ellos su alto grado de contaminación. Otro problema extendido es la multiplicidad de entidades interesadas que entran en juego por lo que se refiere a su reutilización o conservación”.

En opinión de Bartke, es importante considerar estos retos como oportunidades con vistas a utilizar tecnologías innovadoras de investigación y recuperación de terrenos, evaluar opciones sostenibles de reutilización desde los puntos de vista ecológico, económico y social, y también de cara a involucrar a una amplia variedad de entidades interesadas y autoridades políticas en el proceso de revitalización.

El proyecto TIMBRE se ocupa exactamente de todo esto, empezando por una revisión exhaustiva de proyectos, programas e iniciativas tendentes hacia la evaluación y la reutilización de estas zonas industriales abandonadas y degradadas.

Los socios del proyecto están desarrollando una serie de medidas auxiliares adaptadas a cada usuario final concreto, incluyendo un sistema basado en web destinado a ayudar a los responsables de iniciativas de aprovechamiento de de suelos de estas características, organismos reguladores o diversos proveedores de servicios por cuanto se refiere a desarrollar sus propias soluciones.

“Estamos realizando pruebas de campo específicas para comprobar la validez de nuestras herramientas y, de ese modo, ayudar a numerosas poblaciones”, declaró Bartke. Hasta ahora se han recogido y procesado datos relativos a zonas de estudio en Polonia, Rumanía, Dinamarca, Alemania y República Checa.

“Estamos organizando actividades de formación, demostración y difusión para dar a conocer los datos que hemos acumulado y los resultados entre entidades locales –añadió Bartke–. Sin embargo, uno de nuestros propósitos primordiales consiste en proporcionar resultados más generales que sean aplicables a otros terrenos, no sólo a aquellos investigados en TIMBRE. Las repercusiones de nuestro proyecto podrían ser inmensas, ya que la labor realizada ofrece beneficios para todos los proyectos de rehabilitación de emplazamientos en Europa y el resto del mundo”.

El consorcio de TIMBRE recibió de la Unión Europea una financiación por valor de 3,4 millones de euros y concluirá su trabajo en junio de 2014.

Fuente:
Cordis

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