Un proyecto participado por las empresas Viveros El Ejidillo, Inditec Medioambiente y el centro tecnológico Cartif de Valladolid pondrá en marcha un modelo de cultivos energéticos leñosos y herbáceos con el fin de obtener biomasa para producir astilla. La iniciativa, cofinanciada por el Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco) a través del Programa Innpacto, cuenta con un presupuesto cercano a los 1’2 millones de euros y se prolongará hasta diciembre de 2015.
Raúl Sánchez, responsable del proyecto en Cartif, explica a DiCYT que uno de los grandes problemas de la biomasa forestal es la estacionalidad productiva. “No disponemos de biomasa todo el año y con este proyecto tratamos de introducir el concepto de biomasa a la carta, biomasa donde el cliente quiera y cuando quiera. Para no tener que depender del recurso forestal del monte, pensamos en plantar cultivos energéticos en parcelas próximas a las plantas de biomasa o a las entidades que necesiten biomasa en su proceso productivo”, detalla. En esta línea, los cultivos pueden implantarse en terrenos destinados a usos agrícolas no alimentarios de forma que no competirían con los mismos.
A través del proyecto, denominado Bioselener, se pretende desarrollar un modelo de cultivos energéticos “que esté basado en la aplicación de nuevas tecnologías, en la investigación de la combinación de materias biomásicas y en la optimización de la producción y el crecimiento de las distintas especies forestales y agrícolas seleccionadas”. Asimismo, se busca materializar esta información “en un plan de gestión de biomasa principalmente a partir de una producción flexible que le aporte al proyecto un plus que los cultivos energéticos en general no tienen, como es conseguir una ventaja competitiva garantizando el suministro y el abastecimiento de biomasa en cualquier momento”, precisa el investigador.
Las especies seleccionadas en el proyecto son cuatro leñosas, chopo (Populus I-214), acacia (Robinia pseudoacacia), sauce (Salix spp.) y olmo (Ulmus pumila) y una herbácea, miscantus (Miscanthus spp.), caracterizadas por su crecimiento rápido y sus altos niveles de productividad de biomasa con bajos costes de producción. La plantación se realizó en junio del pasado año en las instalaciones del Vivero cerca de Valdesimonte (Segovia), en un total de nueve hectáreas, cinco de chopo y una por cada una de las demás especies.
En este sentido, apunta, las analíticas de caracterización energética y la toma de datos sobre la altura, el diámetro y el espesor de la corteza “es continua durante todo el proyecto en periodo vegetativo, ya que la intención es optimizar el turno de corta y adelantar el proceso obteniendo biomasa de calidad antes de tiempo”.
Biomasa de diversa calidad
Una de las tecnologías que se utilizará en el marco del proyecto es la Espectroscopia de Infrarrojo Cercano (NIR), desarrollando un sistema de medición en tiempo real que permitirá conocer la calidad de la biomasa, que se estima a través de indicadores como el contenido de humedad. También se prevé realizar mezclas de distintas especies para ofrecer biomasa de diferente calidad.
“Esto permitirá que las empresas que van a explotar los resultados del proyecto puedan vender biomasa de diversas calidades. Esto es interesante porque hay clientes a los que les sirve una biomasa de menor calidad y por tanto más barata. Esperamos modelizar todo esto y estructurarlo de tal manera que comprobemos que es sistema es operativo y que se puede rentabilizar, de forma que el proyecto se pueda convertir en una explotación real”, concluye.
Fuente: DICYT. Fotos cedidas por investigadores a la agencia