Ante el gran crecimiento de la demanda de bienes en todo el mundo y frente a la amenaza del agotamiento de las materias primas, el establecimiento de una Economía Circular ha surgido como una necesidad.
El sistema productivo basado en un economía lineal con una concepción “de la cuna a la tumba” implica que antes o después los recursos se agotarán y toda la maquinaria de nuestra economía colapsará.
La Economía Circular surge como posible solución a este colapso de manera que los productos y los recursos en ellos contenidos puedan ser utilizados una y otra vez de forma infinita. No obstante para que esto sea así hay que transformar el actual sistema lineal de gestión “a fin de tubería” en el que los residuos se gestionan tratando de minimizar su impacto sobre el medio en un sistema integral en el que desde la concepción del producto, su ecodiseño, su fabricación, la fase de utilización y la de reciclaje se coordinen de forma perfecta.
El sector del reciclaje actual está preparado para asumir el reto, como de hecho ya lo ha demostrado en algunos flujos de residuos. Así, por ejemplo, un residuo como es el plomo es probablemente un ejemplo de reciclaje circular perfecto.
Hace 32 años que cerró en España la última mina de plomo y desde ese momento el 100% del plomo que se utiliza en productos tan necesarios como las baterías de arranque de los vehículos, es reciclado. Y además hay establecido un sistema tanto en el diseño de la batería como en la recogida al final de cada ciclo de la misma que permite que la práctica totalidad de las baterías se puedan volver a integrar en el sistema sirviendo de materia prima para otras nuevas baterías.
Los gestores de residuos, es decir, los recicladores, son esenciales para lograr que los productos sean tratados adecuadamente y todos sus componentes sean de nuevo introducidos en la cadena productiva. Contamos afortunadamente con una industria muy profesionalizada y altamente tecnificada que ha llevado a cabo una verdadera revolución industrial en los últimos 20 años, permitiendo que hoy esté lista para afrontar, junto al resto de la sociedad, el enorme reto que supondrá establecer una verdadera Economía Circular.
En palabras de Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), “es fundamental que en la fase de diseño y fabricación de los nuevos productos se tenga en cuenta que luego los mismos habrán de poder ser reciclados al 100% y, además, ha de potenciarse la utilización de materias primas procedentes de materiales reciclados por encima de las materias primas extraídas de la naturaleza”.
Actualmente se fabrican productos, por ejemplo, con complejas mezclas de plásticos que hacen muy difícil el llevar a cabo con ellos un reciclaje de calidad. Es necesario tener en cuenta la reciclabilidad de los materiales al diseñar y fabricar los mismos o incluso a la hora de establecer los sistemas de recogida al final de su vida útil, para así priorizar la calidad y no tanto la cantidad.
OBJETIVO EUROPEO
Convertir residuos en nuevos recursos a través del reciclaje supone un objetivo esencial de la política industrial y de sostenibilidad de recursos de toda Europa. Así, en los próximos años el sector reciclador puede aportar a la consecución de una estrategia de Economía Circular:
• Gran cantidad de beneficios ambientales: el reciclaje de calidad ahorra recursos naturales no renovables y reduce drásticamente el consumo de energía y la polución.
• Creación de empleo a todas las escalas de profesionalización.
• Una fuente segura de materias primas para la industria europea: el reciclaje se configura como un elemento esencial para alcanzar el renacimiento industrial de Europa en 2020 a partir de la Economía Circular.