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Así lo afirmó ayer en CONAMA el eurodiputado Francesc Gambús, quien lamentó la incapacidad de las autoridades europeas para adaptar la legislación sobre ecodiseño a los avances tecnológicos.

Los teléfonos aún no se diseñan para ser reciclados

Los teléfonos móviles no están diseñados para para ser reciclados y poder reutilizar sus materiales cuando alcanzan el final de su vida útil. De hecho, «solo se recicla entre el 1 y el 5% de los metales extraños utilizados en la fabricación de los móviles», según explicó el eurodiputado Francesc Gambús durante la conferencia sobre la «Política europea de ecodiseño», celebrada ayer en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) que se celebra del 26 al 29 de noviembre en Madrid.

En cuestiones de ecodiseño, «la Comisión Europea ha reconocido abiertamente que no es capaz de avanzar a la misma velocidad que los avances tecnológicos«, lamentó Gambús, y criticó que «uno de los aspectos más graves de la actual legislación es la falta de inclusión de los teléfonos móviles».

«Ante la respuesta de la Comisión Europea, que no tiene intención de modificar la directiva de ecodiseño vigente desde 2009, seguiremos reclamando la adaptación de la Directiva a los cambios tecnológicos y los objetivos de eficiencia de materiales y reducción de residuos que nos plantea la transición hacia una economía circular», afirmó.

La única opción

Gambús, que ha sido ponente en la sombra (portavoz del Grupo del Partido Popular Europeo) del informe sobre ecodiseño aprobado en la Eurocámara en mayo de este año, señaló que «el concepto ‘ecodiseño’ tiene fecha de caducidad. Hablar de ecodiseño implica que hay otra forma de diseñar que no es eco» y, por ello, remarcó que «el ecodiseño debe ser la única opción. Todos los diseños deben ser sostenibles».

No obstante, el eurodiputado destacó la introducción de medidas sobre la implementación del ecodiseño: «compartir prácticas y medidas de seguridad de los productos entre Estados, la aplicación de métodos de detección rápida de productos que no respetan lo establecido en la legislación y, también, medidas disuasorias, como aplicar sanciones a los fabricantes que no cumplan con las normativas».

Para Gambús, la directiva «ha sido un valor añadido y valorada muy positivamente tanto por sectores industriales, como por ONG y por expertos», dijo. Por ello, «la política europea de diseño ecológico y etiquetado es eficaz y esperanzadora: el ahorro de energía primaria en el año ascendería a 175 millones de toneladas, aproximadamente, equivalentes de petróleo y corresponde a una reducción de las emisiones de CO2 de 320 millones de toneladas al año».

Incidir en el diseño y la producción sin residuos

«El 80% de los daños ambientales y el 90% de los costes que debe asumir el fabricante se generan en diseñar los productos», afirmó Gambús, y apuntó que «tenemos que maximizar la circularidad de los residuos y enfocarnos en la fase inicial de la gestión (extraer y fabricar) para avanzar en el diseño y la producción sin residuos».

Gambús expuso la labor parlamentaria que se ha hecho en el ámbito de la sostenibilidad: el plan sobre economía circular, el informe sobre el uso eficiente de los recursos, sobre la vida útil de los productos y un informe sobre la implementación de la directiva de ecodiseño.

El eurodiputado resaltó «el compromiso de la UE para avanzar en la transición de la economía europea hacia una economía circular con bajas emisiones y más sostenible». Y lo ejemplificó con «el liderazgo en los Acuerdos de París contra el cambio climático, la inversión de más de 220 millones de euros del presupuesto comunitario en proyectos ecológicos e hipocarbónicos, la clarificación de normativas sobre etiquetado de la eficiencia energética, entre otros».

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