Según una nueva investigación, el reciclaje local de esos nutrientes podría reducir las importaciones netas globales de fertilizantes minerales hasta en un 41%.

Reciclar excrementos permitiría reducir la demanda de fertilizantes

Reciclar todas las heces y orina humanas y del ganado del planeta contribuiría sustancialmente a satisfacer el suministro de nutrientes para todos los cultivos del mundo, reduciendo así la necesidad de extraer fertilizantes como el fósforo y disminuyendo drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles, según un análisis global del reciclaje de nutrientes recientemente publicado en Nature Sustainability.

«Tenemos que encontrar formas de reciclar los nutrientes que ahora se utilizan deficientemente, y nuestros datos muestran que hay muchos: muchos países podrían volverse autosuficientes en el uso actual de fertilizantes si reciclaran los excrementos para la agricultura«, afirma Johannes Lehmann, profesor de la Escuela de Ciencias Vegetales Integrativas de la Universidad de Cornell, en EE.UU., y autor principal del estudio.

Los investigadores analizaron una amplia gama de conjuntos de datos recuperados de varias bases de datos, incluidas FAOSTAT de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y STAT de la Asociación Internacional de Fertilizantes, así como mapas satelitales, para identificar las ubicaciones de los cultivos y el ganado, y conocer qué fertilizantes y en qué cantidad se utilizan en hasta 146 países.

Después de calcular las ubicaciones y cantidades de nutrientes que se acumulan en los excrementos humanos y del ganado, el equipo modeló qué parte de estos desechos, si se reciclaran, serían necesarios para satisfacer los sistemas de producción de cultivos y pastizales en todo el mundo.

El análisis mostró que las cantidades globales halladas en los excrementos humanos y del ganado mal utilizado representan el 13% de las necesidades de nutrientes principales de los cultivos y pastizales. El reciclaje local de esos nutrientes podría reducir las importaciones netas globales de fertilizantes minerales en un 41% en el caso del nitrógeno, un 3% en el caso del fósforo y un 36% en el caso del potasio.

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Según Lehmann, el uso de excrementos reciclados tendría beneficios adicionales, como evitar que los nutrientes de los desechos se filtren a las fuentes de agua locales, donde se convierten en contaminantes. El reciclaje de nutrientes también podría ayudar a establecer una economía circular entre el consumo de alimentos y la agricultura.

«No tiene ningún sentido contaminar nuestro medio ambiente, especialmente nuestras aguas y suelos, y luego no tener suficientes fertilizantes para la agricultura», afirma Lehmann. «Necesitamos cerrar el círculo de los nutrientes mal utilizados, vengan de donde vengan, y en este artículo, demostramos que tomando sólo dos de estos tipos de materias primas, los excrementos animales y humanos, podríamos teóricamente satisfacer todo nuestro uso de fertilizantes en la actualidad».

Lehmann considera que la urgencia de satisfacer las necesidades mundiales de fertilizantes es una cuestión geopolítica comparable a la del petróleo, ya que la gran mayoría del fósforo, un recurso no renovable, se extrae en muy pocos países. El nitrógeno, de manera similar, es caro y requiere una gran cantidad de energía para producirlo comercialmente, lo que crea una gran huella de gases de efecto invernadero.

Sin la ayuda del reciclaje, la eventual escasez de nutrientes sólo aumentará el precio de los fertilizantes y, en última instancia, de los alimentos, con el riesgo de aumentar las migraciones y el malestar político, asegura Lehmann.

Si bien puede haber problemas de percepción pública relacionados con el uso de fertilizantes derivados de orina y heces humanas, establecer una economía circular entre el consumo de alimentos y la agricultura será fundamental, ya que el sistema alimentario mundial necesitará albergar a cerca de 10.000 millones de personas para 2050.

“Hay muchos países en el mundo que arrojan más nitrógeno por el inodoro del que importan o añaden como fertilizante agrícola en sus tierras, y creo que eso es un crimen”, concluye Lehmann.

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