La instalación del sistema de responsabilidad ampliada del productor con sede en Estocolmo (Suecia) gestionará más de 20.000 toneladas de plástico procedente de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
Recipo, sistema colectivo para el reciclaje de residuos electrónicos que desarrolla su actividad en Suecia, Noruega y Dinamarca, tendrá su propia planta de reciclado de plásticos procedentes de residuos electrónicos en Riga (Letonia). La instalación gestionará más de 20.000 toneladas/año de plástico del mercado del norte de Europa, transformando los residuos en pellets de plástico de alta calidad.
Actualmente, Europa tiene la capacidad de reciclar sólo el 25% de su plástico electrónico, y la planta de reciclaje de Recipo prevé aumentar sustancialmente este porcentaje.
Según explica la entidad en un comunicado, el reciclaje de los residuos europeos en suelo europeo garantizará que los productores puedan tener un mejor control de todo el ciclo de vida de sus productos y de su impacto ambiental. Los consumidores y los gobiernos exigen una responsabilidad cada vez mayor después del consumo, y Recipo podrá ahora trabajar directamente con los productores no solo para recoger los residuos plásticos derivados de sus productos sino también para producir plástico reciclado para su reutilización, cerrando así el círculo del ciclo de vida de este material.
«La trazabilidad es una parte vital de una ecología circular. Una ecología circular incorpora todo lo que valoramos en una economía circular. Sin embargo, también tiene en cuenta el bienestar del planeta. Con el material de Recipo, esperamos que las grande empresas se vuelvan hacia nosotros para un flujo constante de plástico reciclado, en lugar de depender del uso insostenible del plástico virgen que simplemente aumenta el volumen de residuos plásticos que contaminan el planeta», dice Josef Tapper, CEO de Recipo.
La misión de Recipo es avanzar en la realización de su visión de un mundo sostenible en el que los materiales de los productos electrónicos no se quemen ni se envíen a los vertederos, sino que circulen de nuevo en la cadena de suministro para ser convertidos en nuevos productos.