Los cuatro municipios trabajan en una estrategia común en el control de emisiones procedentes de la gestión de residuos y exigen la implicación de la Comunidad de Madrid.
El Ayuntamiento de Madrid junto a los ayuntamientos de Rivas-Vaciamadrid, Pinto y Getafe, diseñan una estrategia común en el control de emisiones provenientes de la industria de gestión de residuos, localizada principalmente en el sureste de Madrid.
Representantes políticos de los cuatro municipios y de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales (FRAVM), reunidos en una mesa de trabajo presidida por la delegada de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, han acordado exigir al Canal de Isabel II y a la consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid “responsabilidad” para que acompañen y ayuden a los municipios afectados en la identificación y control de emisión de olores, procedentes de estos centros de tratamiento situados en la periferia de la capital.
Los ayuntamientos han llamado al gobierno autonómico a sumarse a esta estrategia común, que tendrá como fin último la redacción de una normativa regional para el control y mantenimiento sostenible de estas infraestructuras y la mejora de la calidad de vida en aquellas zonas urbanas próximas a vertederos, depuradoras, incineradoras, plantas de compostaje o instalaciones de biometanización.
En la reunión de ediles de los cuatro municipios, con representación de las vecinas y vecinos, se delimitó y analizó también el foco de los malos olores que, durante este verano, afectaron, de forma especialmente intensa, al Ensanche de Vallecas y a Rivas Vaciamadrid. Se trataba de un acopio de lodos desecados y compactados, en la planta de la Torrecilla, próxima a Valdemingómez, en el municipio de Madrid. El depósito, acumulado en montoneras al sol, y bajo las altas temperaturas del verano, derivó en un proceso termoquímico que generó una combustión interna, foco de los malos olores registrados. Tras detectar el foco, ya se han tomado las primeras medidas, consistentes en la salida del producto para su comercialización y la contratación de más personal para una mejor gestión. Además, ahora se estudian medidas definitivas.
Evitar que estos episodios de malos olores se vuelvan a repetir, pero sobre todo abordar el problema de la calidad de vida en zonas próximas a infraestructuras de tratamiento, es el objetivo principal de esta estrategia municipal común que exige, para acometer las labores de estudio, detección y control de emisiones, la colaboración de la Comunidad de Madrid.