El proyecto SARETU tiene el objetivo de recoger y reciclar las redes atuneras descartadas para convertirlas en hilo con el que producir nuevos tejidos y productos.
Cada año van a parar al mar aproximadamente entre 5 y 13 millones de toneladas de basura. La mayor parte de esos residuos procede de actividades terrestres, pero se calcula que un 20% de los desechos tiene su origen en actividades marinas como la pesca.
El proyecto SARETU, impulsado por la Asociación Bermeo Tuna World Capital, con la colaboración de la compañía pesquera vasca de túnidos Echebastar, el centro tecnológico AZTI y la empresa textil Ternua, busca dar una segunda vida a las redes y aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados que se acumulan en los océanos.
“Esta iniciativa nace de la colaboración de la ciencia y la industria y tiene la intención de ofrecer una solución al problema de los aparejos de pesca que acaban abandonados en las aguas mediante soluciones de economía circular. Nuestro objetivo principal es recoger y reciclar las redes atuneras descartadas para reciclarlas y darles una nueva utilidad”, asegura Rogelio Pozo, desde Bermeo Tuna World Capital.
Para conseguirlo, SARETU se articula en cuatro fases diferenciadas. La primera consiste en almacenar las redes atuneras de cerco que son descartadas en el puerto de Seychelles, la principal base de la actividad pesquera de los grandes buques atuneros vascos que faenan en el Océano Indico. En segundo lugar, se procede a acondicionar esas redes para que puedan ser recicladas. Una vez preparadas llega la tercera etapa, que consiste en el reciclaje mecánico de las redes de pesca para convertirlas en hilo ECONYL. Con ese producto se da paso a la etapa que cierra el ciclo: la producción.
“El hilo final es el resultado de la mezcla de las redes de pesca recicladas con otros materiales descartados y nos permite crear los tejidos para diseñar y desarrollar prendas”, puntualiza Pozo.
En concreto, en el marco de este proyecto se producirán riñoneras ligeras y viseras muy transpirables para su uso en actividades como trekking, senderismo o viajes, así como mochilas de tipo saco polivalentes y aptas para cualquier actividad diaria.
“Esta iniciativa es relevante por su impacto ambiental, ya que permite reciclar residuos y reducir la emisión de gases de efecto invernadero, pero también tiene un importante impacto económico porque permitirá analizar la viabilidad de desarrollar una industria local en Bermeo dedicada al reciclado de artes de pesca”, concluye Rogelio Pozo.