La Eurocámara aprueba una serie de medidas para reducir a la mitad las 88 millones de toneladas de alimentos que la UE desperdicia anualmente.
Alrededor de 88 millones de toneladas de comida, equivalentes a 173 kilogramos por persona, acaban cada año en la basura en la UE. La producción y eliminación de estos alimentos provoca la emisión 170 millones de toneladas de CO2 y requiere el uso de 26 millones de toneladas de recursos.
Ante esta situación, con evidentes repercusiones sociales, económicas y medioambientales, el Parlamento Europeo se ha propuesto reducir a la mitad las enormes cantidades de comida que desperdiciamos. Para ello pide que se eliminen las restricciones a las donaciones y acabar también con la confusión entre las etiquetas de “consumo preferente” y “fecha de caducidad”.
El texto preparado por la eurodiputada croata Biljana Borzan fue aprobado con 623 votos a favor, 33 en contra y 20 abstenciones. “En los países desarrollados la comida se desperdicia sobre todo al final de la cadena, en la distribución y por los consumidores. Todos somos responsables”, dijo la ponente.
La Cámara pide a los Estados miembros que adopten las medidas necesarias para reducir el desperdicio de alimentos un 30% en 2025, y un 50% en 2030, en comparación con 2014, un objetivo introducido en la legislación sobre residuos aprobada por el pleno en marzo.
La resolución señala que las autoridades nacionales y los operadores del sector alimentario deben hacer más para garantizar que los consumidores entienden la diferencia entre las fechas de caducidad y de consumo preferente, en particular el hecho de que puedan consumir alimentos una vez rebasada la fecha de consumo preferente.
Los eurodiputados piden a la Comisión que evalúe los posibles beneficios de eliminar las fechas de consumo de algunos productos cuando no conlleve riesgo para la salud o el medio ambiente.
Facilitar la donación de alimentos
El Europarlamento también quiere que la Comisión proponga un cambio en la directiva del IVA autorizando explícitamente la exención de impuestos en las donaciones de alimentos.
Asimismo, plantea que el Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD, por sus siglas en inglés) se utilice para financiar los costes de las infraestructuras de almacenamiento y transporte de los alimentos donados.