Organizaciones medioambientales lamentan que el Reino Unido no vaya a aplicar la prohibición de la UE de exportar residuos plásticos mezclados, algo que se conocía hace casi dos años.
Después de que el pasado 1 de enero entrara en vigor en la Unión Europea la prohibición de la exportación de residuos plásticos mezclados y contaminados a países en desarrollo, parece ser que el Reino Unido no adoptará esa prohibición post-Brexit y adoptará una postura mucho más débil en este aspecto.
Si bien en el manifiesto de la administración de Boris Johnson se pidió la prohibición total de la exportación de residuos plásticos en el futuro, no hay certeza de que esta aspiración se convierta en ley en el Reino Unido. Por ello, activistas medioambientales han expresado su grave decepción por este nuevo precedente que encuentra al Reino Unido adoptando posiciones mucho menos rigurosas que las del resto de Europa después del Brexit. En mayo de 2019 ya se sabía que la UE incluiría la nueva lista de plásticos mezclados y contaminados (Y48) en su prohibición de las exportaciones a los países en desarrollo. No se entiende, por tanto, que el Reino Unido no haya hecho lo mismo.
«El Reino Unido ha tenido casi dos años para transponer la prohibición de la exportación de residuos plásticos de la UE a su legislación», afirma Jim Puckett, director ejecutivo de la Basel Action Network (BAN), organismo de vigilancia del comercio mundial de residuos. «Habíamos supuesto que al menos el Reino Unido seguiría en esto a la UE, por lo que es una sorpresa descubrir ahora que en su lugar optaron por un procedimiento de control mucho más débil que todavía puede permitir la exportación de plásticos contaminados y difíciles de reciclar a los países en desarrollo de todo el mundo», lamenta Puckett.
Ya se conoce que el Reino Unido es un importante exportador de residuos plásticos al sudeste asiático, con 6.896 toneladas métricas exportadas a países como Malasia, Pakistán, Vietnam e Indonesia en septiembre del año pasado. La mayoría de los destinos se consideran instalaciones de gestión de residuos de baja calidad. Tales instalaciones pueden exponer a los trabajadores a emisiones de compuestos orgánicos volátiles y al mismo tiempo contaminar las aguas superficiales y subterráneas y generar emisiones atmosféricas altamente tóxicas por la quema a cielo abierto o en bruto de material no reciclable.
«Es preocupante ver que el Reino Unido desea continuar con su mala práctica de gestión de residuos utilizando los países en desarrollo como vertederos, una práctica que habría estado prohibida si se hubieran quedado en la UE», dice Yuyun Ismawati de la Fundación Nexus3, con sede en Indonesia, que trabaja con el objetivo de proteger a la población más vulnerable de la exposición a sustancias tóxicas. «En Indonesia, hemos documentado grandes cantidades de residuos plásticos importados del Reino Unido que se vierten y queman en las comunidades agrícolas por parte de los recicladores informales, que sólo pueden reciclar realmente un pequeño porcentaje de los residuos», añade.
Los ecologistas reclaman al Reino Unido que tome medidas inmediatas para prohibir todas las exportaciones de residuos plásticos y sea autosuficiente en la gestión de los mismos, así como reducir los desechos plásticos en general prohibiendo el uso y la venta de plásticos de un solo uso.
Medios británicos afirman que el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido dijo que el Gobierno se había comprometido a prohibir la exportación de todos los residuos plásticos a países que no pertenecen a la OCDE, pero no dio un calendario de acción. El departamento agregó que había encargado una investigación para comprender mejor la capacidad de reciclaje de residuos plásticos existente en el Reino Unido y que consultaría a su debido tiempo sobre cómo cumplir con sus compromisos de manifiesto.