La confusión que genera el etiquetado de consumo preferente, las ofertas de «dos por uno» y el hecho de que cada vez se cocine menos en casa, principales causas del desperdicio de alimentos “sin tocar”.
Los hogares británicos tiran a la basura cada año un millón de toneladas de alimentos “sin tocar”. Esto supone que la cuarta parte de los alimentos aprovechables que se desechan están aún en su envoltorio y no han sido abiertos desde su compra.
Según datos del consejo asesor de residuos del Gobierno británico, las principales causas de este desperdicio alimentario radican en la confusión que generan las etiquetas de consumo preferente y las habituales ofertas de “dos por uno” de los supermercados, pero también el hecho de que cada vez se recurra más a platos preparados y se cocine menos en los hogares –y cuando se hace, se cocina demasiada cantidad–.
Los datos corresponden a dos estudios realizados en 3.000 hogares del Reino Unido por la organización Waste and Resources Action Programme (WRAP), entidad que trabaja en favor del reciclaje y la economía circular. En total, los británicos generan siete millones de toneladas de residuos de alimentos cada año.
Mientras algunos de estos residuos –como huesos, peladuras o bolsas de te– no son aprovechables, cerca de 4,2 millones de toneladas corresponden a alimentos que aún podrían comerse, lo suficiente como para preparar seis platos semanales para una familia media y ahorrar 700 libras al año (unos 875 euros).
Sorprendentemente, una cuarta parte de estos residuos que podrían aprovecharse se desechan aún dentro de su envoltorio.
El valor de los alimentos
Las patatas representan casi la cuarta parte de esta comida “sin tocar” que se desecha, con cerca de 230.000 toneladas que terminan en los cubos de la basura. Las ensaladas y vegetales empaquetados suman 260.000 toneladas, y las frutas que se tiran sin sacarlas de su envase rondan las 240.000 toneladas.
El estudio muestra también que unas 10.000 toneladas de manzanas, 46.000 toneladas de zanahorias y uno de cada diez plátanos se tiran cada año a la basura. Y más el 60% de los tomates y setas que se desechan se podrían comer.
Este informe se ha dado a conocer justo después de un estudio del Institution of Mechanical Engineers del pasado año en el que se concluía que más de la mitad de los alimentos comprados en los supermercados terminan en la basura.
Los expertos advirtieron en este caso que el movimiento de los consumidores desde los pequeños comercios a los grandes supermercados ha propiciado una pérdida en la percepción del valor de los alimentos.
Consumo preferente, no caducidad
Precisamente, en el último mes, varios países de la UE han achacado el desperdicio de millones de toneladas cada año a la confusión generada por las fechas de consumo preferente. Al contrario que las fechas de caducidad, utilizadas en el ámbito de la seguridad alimentaria de alimentos rápidamente perecederos, las de consumo preferente se usan normalmente como marca de calidad del alimento en aspectos como el sabor o la textura.
Si embargo, alimentos como pasta, harina, comidas en lata y otros productos con una vida más larga se están desperdiciando innecesariamente. Según WRAP, casi la mitad de los 4,2 millones de toneladas de comida aprovechable desechada se tira por “no haberse usado a tiempo”.
Para Emma Marsh, directora de prevención de desperdicio de alimentos en WRAP, estos datos son “muy impactantes”. “Cada uno tenemos nustras propias razones para desperdiciar alimentos en casa, así que no hay una única solución al problema”, añade.
“Queremos que la gente vea el ingente volumen de alimentos y bebidas que terminan en el cubo de la basura y consideren alguna cosa que pudieran hacer diferente para asegurarse de que los alimentos se consumen y no se desperdician”, concluye Marsh.
Fuente:
Mail Online