Cada año, la UE importa unos 6 millones de toneladas de fosfatos, cuando buena parte de esa cantidad podría sustituirse por fertilizantes obtenidos a partir de lodos de depuración, residuos biodegradables, harina de carne y huesos o estiércol.
La Comisión Europea prepara un nuevo reglamento para fomentar la reutilización como fertilizantes agrícolas de los residuos orgánicos que ahora se eliminan como residuos, lo que implica un doble coste económico y medioambiental.
Es una de las primeras medidas de Bruselas dentro de los amplios objetivos que preconizan potenciar la llamada economía circular, que busca reutilizar y reciclar al máximo los recursos disponibles. La Comisión estima que “las oportunidades de mercado de las empresas que producen fertilizantes orgánicos son significativa”», ya que hoy en día “sólo el 5% de los biorresiduos se reciclan”.
Se calcula que si se reciclasen más biorresiduos podrían sustituir hasta el 30% de los abonos inorgánicos que ahora se importan y son extraídos de minas u obtenidos en plantas químicas.
Cada año, la UE importa unos 6 millones de toneladas de fosfatos, cuando buena parte de esa cantidad (quizá del orden del 30%) podría sustituirse mediante su obtención a partir de lodos de depuración, residuos biodegradables, harina de carne y huesos o estiércol.
La normativa facilitará también el comercio entre países miembros de estos fertilizantes reciclados.
Fuente:
Las Provincias