Según un estudio de la Universidad de Queensland, casi un tercio de los residuos mineros del mundo se almacenan en zonas protegidas o cerca de ellas.
Cerca de un tercio de todos los residuos mineros del mundo se almacenan en áreas protegidas o cerca de ellas, según revela un estudio del Instituto de Minerales Sostenibles y la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Queensland (UQ), en Australia. La investigación afirma que estas instalaciones de residuos suponen un enorme riesgo para algunas de las especies y paisajes más preciados de la Tierra.
«Las escombreras de las minas contienen los desechos y residuos que quedan tras el tratamiento de los minerales, y las instalaciones de almacenamiento construidas para contenerlos son algunas de las estructuras de ingeniería más grandes del mundo», explica Bora Aska, directora del estudio, publicado recientemente en la revista Nature Sustainability.
De las 1.721 instalaciones de residuos mineros estudiadas en la investigación, el 9% se encontraban en zonas declaradas protegidas y el 20% a menos de cinco kilómetros.
«Nuestros hallazgos sugieren que los residuos mineros amenazan la biodiversidad dentro de áreas protegidas en todo el mundo, incluidas ocho presas de almacenamiento de relaves activas en áreas protegidas australianas, reconocidas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza».
La rotura de la presa de Samarco en Brasil en 2015 mató a 19 personas cuando una ola gigante de residuos mineros arrastró pueblos, tierras de cultivo y cursos de agua. Cuatro años después, 270 personas murieron en el derrumbe de otra presa cerca de la ciudad de Brumadinho, en Brasil, que destruyó 133 hectáreas de Mata Atlántica y 70 hectáreas de Áreas Protegidas río abajo.
«Dado el tamaño de las instalaciones de residuos, nos preocupan los riesgos futuros de fallos en zonas importantes para la biodiversidad y la conservación de especies», afirma Aska, quien afirma que «para evaluar los riesgos, analizamos una base de datos de instalaciones de residuos mineros de todo el mundo y la comparamos con datos espaciales sobre zonas protegidas».
La información se extrajo de las declaraciones de las empresas que cotizan en bolsa en el marco de la Iniciativa para la Seguridad de la Minería y los Relaves, creada tras la catástrofe de Brumadinho.
La profesora asociada de la UQ Laura Sonter afirma que la gestión de los residuos mineros se convertirá en un reto de sostenibilidad cada vez más complicado. «Se prevé que la producción total de estériles aumente considerablemente en los próximos 30 años debido a la creciente demanda de metales de transición energética y al descenso de la pureza de los minerales».
«Teniendo en cuenta la actual distribución mundial de las instalaciones de almacenamiento de estériles y su índice de fallos, las consecuencias para la biodiversidad podrían ser devastadoras«, asegura la Dra. Sonter. «Por suerte, están apareciendo los datos necesarios para gestionar estos riesgos, y existen oportunidades para incorporar estos conocimientos al diseño de nuevas instalaciones y gestionar las ya existentes».
«Debemos trabajar con celeridad para mitigar por completo los efectos negativos de los residuos mineros en las personas y el medio ambiente», concluye.