La organización de ayuda al desarrollo Tearfund reclama a los negociadores del tratado global sobre plásticos de la ONU que aborden el impacto de los residuos en las personas que viven en la pobreza.
Cada minuto, en el África subsahariana se vierten o queman a cielo abierto residuos plásticos suficientes para cubrir un campo de fútbol, según un nuevo análisis de la agencia internacional de ayuda y desarrollo Tearfund.
Las estadísticas actuales de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) también muestran que la región producirá en 2060 casi seis veces más residuos plásticos que en 2019.
Estas impactantes cifras se han revelado justo cuando los gobiernos se preparan para la tercera fase de las negociaciones del tratado sobre plásticos de la ONU en Nairobi, Kenia, que tendrán lugar desde el próximo lunes.
Considerado como el acuerdo medioambiental internacional más importante desde el acuerdo de París sobre el clima, el tratado mundial podría ser el primer acuerdo mundial jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, y podría ayudar a cerrar la brecha de contaminación que afecta a las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo. Si las negociaciones llegan a buen puerto, el tratado podría entrar en vigor en 2025.
Rich Gower, economista jefe de Tearfund, afirma que «los signos del colapso medioambiental están a nuestro alrededor, pero este tratado tiene el potencial de frenar la crisis de los plásticos y mejorar la vida de miles de millones de personas. Los negociadores deben sentir el peso de las esperanzas del mundo sobre sus hombros cuando se reúnan en Nairobi. Tienen que acordar grandes reducciones en la producción de plásticos, garantizar que el resto se recoge y recicla, y hacer justicia a los recicladores.»
Tearfund estará presente en las negociaciones de Kenia para pedir a los gobiernos que impulsen un tratado sobre los plásticos que aborde plenamente el impacto de los residuos en las personas que viven en la pobreza, garantizando que el acuerdo final incluya obligatoriamente cuatro aspectos:
- Reducción: objetivos jurídicamente vinculantes para reducir la producción de plástico y ampliar las soluciones de reutilización.
- Reciclaje: acceso universal a la recogida y el reciclaje de residuos.
- Respeto: apoyo a los recicladores, incluida una transición justa.
- Respuesta: mecanismos para garantizar que las empresas y los gobiernos tomen medidas.
Mientras las negociaciones llegan a Nairobi, líderes eclesiásticos como arzobispos, obispos, pastores y diáconos de toda África unen sus voces en una carta abierta en la que piden a los políticos de todo el continente que trabajen por un tratado que suponga «un cambio para nuestros hermanos y hermanas más vulnerables» y que tenga la justicia en su centro.
El reverendo Dennis Nthenge, capellán del arzobispo anglicano de Kenia y activista de Tearfund, que asistirá a las conversaciones, ha declarado que «el uso del plástico en África se está descontrolando. De hecho, está creciendo más rápidamente en el África subsahariana que en cualquier otra parte del mundo. Si se mantiene la tendencia actual, en 2060 la región producirá casi seis veces más residuos plásticos que en 2019, y muchos países no tienen capacidad para gestionarlos.
«Es crucial que este tratado produzca un cambio real para las comunidades de toda África, y especialmente para las que viven en la pobreza, que son las más afectadas por la crisis de la contaminación por plásticos», ha añadido.
Líderes eclesiásticos de países como Angola, Mozambique, Burkina Faso, Kenia, Malawi, Nigeria, Zimbabue y Seychelles han firmado la carta. Entre los firmantes destacan el arzobispo anglicano de Kenia, Jackson Ole Sapit, y el obispo de Malawi, Dr. Brighton Vita Malasa.
El Dr. Tiwonge Mzumara-Gawa, socio y activista de Tearfund, de Malawi, que asistirá a las negociaciones en Kenia, ha asegurado que «mientras continúan estas negociaciones, la salud de la población de Malawi y de toda África se ve afectada cada día por la contaminación plástica. »
«En Malawi -ha explicado-, vemos todos los días cómo se queman y se vierten residuos plásticos, perjudicando la salud de las personas. Estas negociaciones han demostrado que el cambio está llegando, pero no será fácil. Hay quienes se benefician de esta crisis del plástico y quieren mantener la ambición lo más baja posible».