El proyecto MIPLASCOE pretende producir biopoliésteres a partir de residuos de la industria productora de zumo de naranja para la fabricación de elementos para la industria ferroviaria y botellas para el envasado del propio zumo.
España es el quinto país productor de naranjas y zumos del mundo y el primero dentro de la Unión Europea. Una gran parte de esta actividad se concentra en la Comunidad Valenciana, donde se producen tres millones de toneladas anuales de cítricos (aproximadamente el 60% de la producción nacional). En Andalucía, la actividad citrícola también es muy relevante, ya que es el tercer sector agrario más importante de la región con una superficie dedicada de 62.000 hectáreas, tras un incremento de más del 70% en las últimas décadas.
Esta importante actividad productiva del sector de los zumos de naranja también genera alrededor de 1,2 millones de toneladas anuales de residuos, de forma relativamente concentrada. Estos residuos se destinan fundamentalmente a la fabricación de pellets para alimentación animal o se depositan en vertederos. La primera de las soluciones es costosa desde el punto de vista energético a escala industrial, y en ambos casos generan ciertos problemas para el medio ambiente.
Para dar salida a todas estas cantidades de residuos en forma de productos con mayor valor añadido, las empresas J. García Carrión, Agrocode, Canagrosa, Plastipak, Lisanplast y Azvi, junto con la Universidad de Sevilla, la Universidad Politécnica de Valencia y Aimplas, han puesto en marcha el proyecto MIPLASCOE, subvencionado por el CDTI a través del programa Innterconecta y apoyado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
El proyecto se centrará en la valorización de estos residuos a través de la extracción de diferentes monómeros mediante fermentación microbiana y la síntesis de biopoliésteres, que tras una modificación posterior se espera dotar de las propiedades adecuadas para su utilización en la extrusión de perfiles y para la producción de botellas mediante inyección-soplado.
El objetivo final es obtener bioplásticos de alto valor añadido para su uso en aplicaciones como la fabricación de elementos para la industria ferroviaria o de botellas para el envasado del propio zumo.
El desarrollo del proyecto MIPLASCOE (julio 2016 – diciembre 2018) se enmarca dentro de las políticas de la Unión Europea en relación a empleo verde y economía circular.
Interesante la propuesta , espero que arrive a buen término. Es muy importante la combinación de uso de plásticos biodegradables como los derivados de agentes oxidantes, plásticos hidrosolubles y resultantes del uso de residuos orgánicos. El uso del residuo orgánico es una fuente de materia prima mucho mas ecológica y lógica que el uso de materia orgánica producto de cosechas sin procesar (ejemplo plásticos basados en almidón de maíz). Al utilizar un residuo del alimento ya consumido, la parte utilizable es la no aprovechable que genera una valorización de la misma y provoca que no exista un aumento del precio de mercado de este alimento como materia prima, pues realmente no existe sobre él una presión mayor de demanda por consumo consecuencia de una nueva aplicación.