El excedente de fibra recuperada en Europa es actualmente de entre 7 y 8 millones de toneladas al año y prohibir los envíos fuera de la UE podría incluso abaratar la importación de papel de Asia, según explicaron los participantes en la convención mundial del reciclaje organizada por BIR.
Imponer restricciones severas a las exportaciones europeas de papel recuperado al resto del mundo sería «un gran error», advirtió el presidente de la División de Papel de BIR (Bureau of International Recycling), Jean-Luc Petithuguenin, durante la reunión en línea de la convención mundial del reciclaje celebrada la semana pasada. Su opinión fue respaldada por Dominique Maguin, expresidente de BIR y cofundador de la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje (EuRIC), quien argumentó que un endurecimiento de las restricciones a la exportación sería «contraproducente».
Para Julia Blees, responsable de política de EuRIC, la Comisión Europea «sabe lo importante que es el reciclaje para alcanzar todos sus objetivos» relacionados con la economía circular y la neutralidad climática. No obstante, la Comisión pretende revisar la normativa sobre traslados de residuos que no sólo racionalice los movimientos intracomunitarios, sino que también restrinja las exportaciones fuera de Europa. Se espera que su proyecto de propuesta se publique a principios de otoño de este año.
El excedente de fibra recuperada en Europa es actualmente de entre 7 y 8 millones de toneladas al año, por lo que las exportaciones son «realmente cruciales para nuestra industria», dijo Blees. Las propuestas de la Comisión permiten que los envíos fuera de la UE continúen si los exportadores pueden demostrar que las instalaciones receptoras de otros países funcionan en «condiciones ampliamente equivalentes» a las de Europa en lo que respecta a la protección del medio ambiente y la salud humana. Una de las formas de lograrlo, aventuró, es a través de una auditoría de terceros.
Blees también señaló que la armonización de la condición de fin de residuo para el papel recuperado es un camino a seguir. «Teniendo en cuenta que varios países europeos ya lo han promulgado o están en proceso de hacerlo, tendría mucho sentido tener un fin de residuos europeo para el sector del papel recuperado», afirmó. En la misma línea, Dominique Maguin también subrayó la importancia de conseguir la condición de fin de residuo y de eliminar la etiqueta de «residuo» de los productos de la industria del reciclaje, ya que estos tienen un valor y están destinados a ser utilizados como materias primas.
Por su parte, Francisco Donoso, de la empresa española ALBA Servicios Verdes, subrayó la necesidad de armonizar en toda Europa no sólo el estatus de fin de residuo, sino también los procedimientos legales y la calidad. En este sentido, el expresidente de la BIR, Ranjit Singh Baxi, coincidió en que hay diferencias significativas en los sistemas de recogida en toda Europa y que es necesario armonizar los flujos para ayudar a conseguir un producto estandarizado para la exportación.
Entre las conclusiones del encuentro se destacó que prohibir o restringir fuertemente las exportaciones tendría repercusiones en los costes para Europa y podría incluso abaratar la importación de papel de Asia. «Están surgiendo muchos mercados nuevos y tenemos que trasladar nuestro papel recuperado a esos mercados -añadió Ranjit Singh Baxi-. Así que no hay que complicar el comercio internacional o las exportaciones con una regulación innecesaria».
En una línea similar, Martin Palmer, de Stena Group (SWE), instó a los reguladores a «dejar que el mercado funcione con la mayor libertad posible».
Al comentar las condiciones actuales del mercado, Baxi señaló que los costes de los fletes se han multiplicado por tres o cuatro en los últimos 18 meses, lo que hace que el negocio sea «muy, muy difícil». Tanto él como Martin Šoth, de Pieringer, creen que el mercado actual es anormal, pero que es probable que se estabilice a lo largo de 2022.