Los regantes piden que se retomen las inversiones en infraestructuras de depuración de aguas residuales, ya que el agua reutilizada representa una solución práctica para resolver los problemas que la sequía supone para la agricultura.
En España se reutilizan 299,17 hectómetros cúbicos de aguas depuradas al año, de acuerdo a los datos reflejados en el segundo ciclo de planificación hidrológica aprobado recientemente. Esto supone una cuarta parte de lo previsto en 2007, cuando el entonces Ministerio de Medio Ambiente estimaba que en el horizonte 2015 deberían emplearse 1.200 hm3, según afirma el presidente de la Federación Nacional de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo.
De esta forma, el máximo representante de los regantes recordó –durante su intervención en el Salón Internacional del Agua y del Riego (SMAGUA), celebrado estos días en Zaragoza– que el Real Decreto 1620/2007, que establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas depuradas, tenía como objetivo, entre otros, multiplicar exponencialmente el empleo de aguas residuales regeneradas para alcanzar un uso más sostenible de los recursos.
Si bien es cierto que gran parte de la inversión pública en infraestructuras de depuración se ha visto paralizada estos años atrás debido a la crisis, lo cierto es que los regantes vienen planteando desde hace tiempo la necesidad de retomar esta medida, ya que el agua reutilizada representa para la agricultura de regadío una solución práctica para resolver los problemas de sequía que presenta, sobre todo, la zona del Levante español.
La mitad del agua reutilizada, para el Levante
Concretamente, el 54% del total del agua reutilizada que se emplea en España –alrededor de 166 hectómetros cúbicos al año– va a parar a las explotaciones de Murcia y la Comunidad Valenciana, donde existe un déficit estructural de recursos, lo que permite contribuir de manera significativa al aumento neto de agua de riego.
En este sentido, la reutilización planificada del agua para riego ofrece una garantía de suministro muy superior a la de las fuentes convencionales, asegurando la disponibilidad de caudales, sobre todo durante la temporada estival, cuando llueve menos y aumenta el consumo de agua para uso doméstico.
Otra de las ventajas de impulsar el uso de aguas depuradas es favorecer la recarga de acuíferos, contribuyendo a terminar con la sobreexplotación y garantizando el suministro para usos urbanos y agrícolas.
Beneficios económicos y medioambientales
Al garantizar el suministro de agua, se está asegurando también una producción agroalimentaria de calidad y un beneficio económico al sector agrario, que podrá contar con una fuente continua de recursos para sacar adelante los cultivos con superávit en la balanza comercial agrícola (hortícolas, cereales, cítricos, viñedos…).
Otro de los beneficios económicos es que la utilización de aguas regeneradas para regadío reduce los costes de depuración de agua, debido a que los nitratos y fosfatos que contiene son muy útiles para los cultivos por sus propiedades fertilizantes.
Las ventajas también se extienden al terreno medioambiental, ya que el reciclaje de aguas residuales evita el vertido de contaminantes al mar, preserva y mejorar los humedales, además de reducir las aportaciones de dióxido de carbono a la atmósfera.
Según el presidente de Fenacore, “precisamente por los beneficios económicos y medioambienteales del uso de aguas regeneradas para riego, los regantes no deberíamos ser responsables de los costes del agua reutilizada, sino que deberían ser asumidos por el titular que hace la entrega para su reutilización. De ahí que sea necesaria una estrecha colaboración a tres bandas: Administración, depuradora y comunidades de regantes”.
Por último, Andrés del Campo recordó que la verdadera solución a la sequía endémica de España pasa por soluciones a largo plazo como seguir aplicando las nuevas tecnologías en la modernización de regadíos para obtener la mayor eficiencia en el uso del agua y la energía, de modo que podamos producir más con menos agua; la construcción de obras de regulación y el impulso a otras medidas complementarias de gestión de la demanda como son, además de seguir avanzando en la reutilización de aguas regeneradas urbanas, la gestión conjunta de aguas superficiales y subterráneas o la recarga de acuíferos, entre otras.