Una prueba piloto realizada en el marco del proyecto reWINE concluye que la industria vinícola catalana reduciría hasta un 28% su huella de carbono gracias a la reutilización de botellas, si bien hacen falta más plantas de lavado para optimizar el coste económico y ambiental del transporte de los envases.
Reutilizar las más de 48 millones de botellas de vino que se producen y venden en Cataluña podría suponer un ahorro de más de 100 millones de kg de CO2 equivalente y 21.700 toneladas de residuos anuales, reduciendo un 28% la huella de carbono del sector vitivinícola catalán. Esta es uno de los datos que el proyecto reWINE presentó ayer durante una jornada en la que se explicaron los principales resultados de la prueba piloto de un sistema sostenible de recogida, limpieza y reutilización de botellas de vino, que ha desarrollado durante 20 meses.
La prueba piloto ha involucrado siete bodegas catalanas, más de 30 comercios, más de 50 restaurantes, dos empresas logísticas, tres puntos limpios del Consorcio para la Gestión de los Residuos del Vallès Oriental y las planta de lavado de botellas Infinity y Vins Pravi.
Durante los meses que ha durado la prueba piloto, se han vendido 150.000 botellas con la etiqueta reWINE, de las que se han recuperado 82.239. Para conseguirlo, se han explorado diferentes logísticas recogidas en 5 escenarios diferentes. Por un lado, se han recogido botellas a través de los restaurantes participantes. Y por otro, a través de comercios con sistemas de incentivos. Por ejemplo, varios supermercados abonaban 10 céntimos a los consumidores que retornaban una botella con la etiqueta reWINE. En el Vallès, los consumidores tenían que devolver las botellas en los puntos limpios y entraban en un sorteo para ganar una experiencia vitivinícola. Algunos establecimientos pequeños aplicaban un depósito a la botella (entre 0,13 y 0,5 céntimos) que era devuelto una vez recuperaban la botella.
«La prueba piloto del reWINE ha demostrado que la reutilización de botellas en el sector vitivinícola es técnicamente viable y más respetuosa con el medio ambiente. Pero es una iniciativa ambiciosa que necesita más apoyo e iniciativas por parte del sector y la Administración», destaca Juan Fran Sangüesa, jefe de la Unidad de Proyectos de Innovación del Parc de Recerca UAB y coordinador del proyecto.
Menos emisiones de CO2 y residuos
En los diferentes escenarios, el reWINE ha analizado todo el ciclo de vida de la botella, desde su fabricación, el etiquetado en la bodega y la distribución en el mercado, hasta la recolección de las botellas vacías, su lavado y llenado de nuevo. Se ha utilizado la metodología del Análisis de Ciclo de Vida para comparar la reutilización de las botellas hasta ocho veces -cantidad óptima de usos estipulados considerando los aspectos estéticos e higiénicos- frente al uso de ocho botellas nuevas.
Entre los diferentes indicadores ambientales se ha evaluado la huella de carbono, expresada en kg de CO2 equivalente. «Los estudios ambientales indican que las botellas reutilizables son más respetuosas con el medio ambiente que las botellas de un solo uso, ya que se ha comprobado que con la reutilización se puede ahorrar entre un 0,56 y 2,6 kg de CO2 equivalente por botella, acumulado después de 8 ciclos», explica Gabriela Benveniste, project manager de inèdit, el estudio de ecoinnovación que participa en el proyecto como responsable del análisis económico y ambiental del proceso de reutilización.
Así, según las conclusiones del estudio, reutilizando hasta 8 veces las más de 82.000 botellas recogidas durante la prueba piloto, se consiguen ahorrar más de 170.000 kg de CO2 equivalente. Además, con la reutilización de estas botellas se han evitado 34 toneladas de residuos.
Hacen falta más plantas de lavado de botellas
Además, estos beneficios ambientales podrían incrementar aún más si se reduce la distancia entre las bodegas y las plantas de lavado y se simplifica la logística. «Nuestra planta de lavado se situaba a más de 400 km de las diferentes bodegas y aún así se ha demostrado un ahorro en la huella de carbono. Si se situaran plantas de lavado cerca de las bodegas -aproximadamente unos 60 kilómetros, una en cada Denominación de Origen para cubrir todo el territorio catalán-, reduciríamos aún más la huella de carbono de la reutilización y aumentaríamos el ahorro entre un 40 y un 50% «, añade Gabriela Benveniste.
Otro de los retos más importantes para implementar la reutilización en este sector es resolver el sistema de retorno de botellas. «La logística de recogida de las botellas debe ser fácil y cómodo, tanto para los puntos de venta como para las personas consumidoras», explica Marta Beltran, directora de proyectos de Rezero.
«En el sector de la restauración ya existen bebidas retornables, en cambio la reutilización no está presente en los comercios», destaca Beltran. Esto queda reflejado en los datos obtenidos en la prueba piloto: las ventas en tiendas y supermercados, donde los consumidores tenían que devolver la botella vacía, el proyecto reWINE ha conseguido recuperar un 21% de los envases reutilizables, mientras que en el sector de la restauración el nivel de retorno se situó en el 96%.
«reWINE también ha permitido comprobar que el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) es el instrumento más efectivo para garantizar el retorno de las botellas vacías a los establecimientos por parte de los consumidores, muy por encima de otros incentivos», afirma Beltrán.
A nivel económico, actualmente el coste de reutilizar una botella de vino es ligeramente superior al de comprar una botella nueva. Pero en este caso, vuelve a jugar un papel esencial la distancia de la planta de lavado y el coste de la limpieza de las botellas. Según el equipo del reWINE, son necesarias instalaciones de lavado en Cataluña cerca de las bodegas para optimizar el coste económico y ambiental del transporte. En este sentido, anima a las denominaciones de origen a disponer cada una de una planta de lavado compartida con la capacidad de lavar un volumen grande de botellas.