La recuperación textil para la reutilización puede generar un mercado en Europa de entre 6.000 y 8.000 millones de euros en ventas, reducir las emisiones de CO2 en 4 millones de toneladas y crear una industria rentable con unos 15.000 empleos directos.
La apropiada gestión de los residuos textiles se está convirtiendo en una prioridad para las administraciones públicas y las empresas del sector. El impacto positivo, a nivel ambiental, es indudable. Pero también supone una oportunidad para combatir la exclusión social de numerosas personas en situación vulnerable.
Según la ONU, los ciudadanos compran un 60% más de ropa que hace una década, y el tiempo de uso de las prendas se ha reducido un 36%. En Europa, de media, la ciudadanía consume 26 kg de ropa al año, de los cuales 11 kg acaban en la basura. Según datos de INTERTEXTER el volumen de residuos textiles posconsumo en España es de 900.000 toneladas anuales, de las cuales solo son recogidas de manera selectiva el 12%, acabando en vertederos e incineradoras el 88% restante.
Un estudio de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), revela que cada kilo de ropa reutilizada evita la emisión de 25 kg de CO2 a la atmósfera, y ahorra el consumo de casi 20.000 litros de agua.
La consultora McKinsey & Company publicó un informe en que se exponía que la industria del reciclaje textil podría generar en Europa un mercado de entre 6.000 y 8.000 millones de euros en ventas, y entre el 18% y el 26% de los residuos textiles podrían reutilizarse para la fabricación de nuevas prendas de vestir ya en 2030. Esto reduciría las emisiones de CO2 en 4 millones de toneladas y crearía una industria rentable con unos 15.000 empleos directos.
AERESS, plataforma estatal que representa a 43 entidades especializadas en la inserción sociolaboral y la gestión de residuos, con presencia en 13 comunidades autónomas, es pionera y cuenta con una larga experiencia en la recogida y preparación para la reutilización de ropa usada y el fomento, a través de ella, de la inserción laboral de colectivos vulnerables. El 82% de las entidades de AERESS realiza recogida de ropa usada, gestionando una media de 20.000 toneladas de textiles anualmente, de las que más de 6.000 son reutilizadas. Una cifra que va en aumento desde 2020, con una evolución del 28% en reutilización. Las entidades de AERESS cuentan con 4.700 puntos de recogida de textil y 55 tiendas de ropa de 2º mano.
Con esta labor, las entidades de AERESS evitan la emisión de 43.000 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera y generan alrededor de 2.000 puestos de trabajo anuales, de los que más del 50% son facilitados a mujeres. Igualmente, la actividad económica de las entidades permite obtener fondos para desarrollar itinerarios de inserción laboral. Las personas beneficiarias de estos itinerarios pertenecen a los colectivos más vulnerables. Aproximadamente el 37% son personas migrantes o refugiadas, el 21% son personas paradas de larga duración, seguidos de colectivos como personas sin hogar o personas con discapacidad. Anualmente, una media de 900 personas acceden a un empleo tras su recorrido de inserción en las entidades de AERESS.
El papel de la economía social en la gestión de residuos
Sonia Álvarez, llegó a su actual puesto de trabajo a través de los asistentes sociales que tienen a las entidades de AERESS como referente en la creación de empleo digno a colectivos vulnerables. Trabaja en la planta de clasificación de textil usado de Solidança, y asegura que “lo más importante de poder trabajar aquí es sentir que formas parte de un proyecto comprometido con personas que no pasamos un buen momento”. Además, Sonia está muy satisfecha porque su trabajo “tiene un impacto muy positivo en el medio ambiente”.
Ella es una de las muchas trabajadoras empleadas por las entidades de AERESS, y comprueba, durante su trabajo diario, que “la mayoría de personas tiran su ropa a la basura pensando que no es útil, y en la gran mayoría de ocasiones puede prepararse para que sea reutilizada por otras personas que así, además, pueden adquirir ropa más económica cuando su presupuesto es muy ajustado”. Las políticas públicas europeas llevan años reconociendo el papel de la economía social en el avance hacia la circularidad, así como su papel histórico en la gestión de residuos, su aplicación de la jerarquía de residuos y el lograr que la transición ecológica tenga, además, un relevante componente de inclusión social.
María Suau, coordinadora del área medioambiental de la Fundación Deixalles y miembro de la junta directiva de AERESS, confirma que los nuevos modelos de circularidad textil van a permitir “incorporar nuevas competencias en los perfiles de trabajo, como el manejo de aplicaciones para poder asegurar la trazabilidad”. Además, consciente del inevitable aumento de toneladas gestionadas, asegura que “se van a desarrollar nuevas salidas para el residuo textil, cuando hasta ahora la principal salida para la ropa que recogemos desde las entidades sociales ha sido la reutilización directa”. El nuevo escenario, va a derivar “un porcentaje muy alto de ropa que no puede ser reutilizada y para la que tendremos que buscar soluciones, como el upcycling, reciclaje fibra a fibra, reciclaje químico”. Algunas de estas soluciones, como la del upcycling, podrá desarrollarse por las mismas entidades, mientras que “para otras, como las distintas variantes de reciclaje, tendremos que poner en marcha líneas de selección de textil que nos permitirán incrementar las oportunidades laborales para los colectivos vulnerables con los que trabajamos”.
El crecimiento esperado del mercado global de la moda es de un 23% para 2030. La venta de ropa de 2ª mano se sitúa como líder entre las estrategias circulares. Justamente, el mercado de la moda de 2º mano está creciendo a un ritmo superior en un 15% al del mercado de moda tradicional, y la apertura de comercios, tanto online como físicos, es imparable, Todo esto, sumado a las nuevas plantas de tratamiento y el avance sostenido en la innovación de procesos y tratamientos de residuos textiles, permitirá un incremento de la inserción sociolaboral de colectivos vulnerables gracias a la acción de las entidades de la economía social y solidaria dedicadas a la recuperación.
Es curioso leer este artículo abogando por la reutilización de textil, pero cuando llamas a empresas como Isonorte para recogida de los mismos te los rechacen porque no están nuevos o en condiciones de reventa, con lo cual tengo que acabar tirándolos a la basura. Muy contradictorio.