El informe de Transport & Environment considera que la Directiva está obsoleta y que aspectos sobre seguridad o uso de las mejores técnicas disponibles se dejan a discreción de los Estados miembros o las empresas.
En los próximos años, Europa abrirá nuevas minas en todo el continente para intentar alcanzar el objetivo de referencia del 10% que establece la Ley de Materias Primas Críticas. Pero, ¿está la normativa minera europea a la altura de las circunstancias?
La organización europea Transport & Environment (T&E) ha encargado un análisis jurídico de la Directiva europea de 2006 sobre residuos de la extracción para averiguarlo. Aunque Europa suele presumir de tener las normas medioambientales y sociales más estrictas del mundo, no puede decirse lo mismo de sus normas sobre residuos mineros. En un continente en el que la minería lleva décadas en declive, la normativa minera europea se ha quedado obsoleta y, en algunos ámbitos, está por debajo de la de otros países como Brasil o China.
Una conclusión clara del análisis jurídico es que existe un riesgo significativo de fragmentación en la aplicación de la directiva, ya que muchas disposiciones clave no están aclaradas y se dejan a la discreción del Estado miembro. Por ejemplo, no está claro quién es el responsable en caso de accidentes o daños, ni cuán sólida o regular debe ser la planificación de la prevención y el control.
Otra conclusión importante es que las mejores técnicas disponibles, como los relaves filtrados que eliminan la humedad de los residuos antes de almacenarlos, haciéndolos así más resistentes a los accidentes, no son obligatorias y se dejan a discreción de la empresa. Además, parece que la protección del medio ambiente y de las comunidades locales es insuficiente.
Por todo ello, T&E ha pedido a la nueva Comisión Europea que actualice la Directiva sobre residuos de extracción, y en particular:
- Convertir la Directiva en un nuevo Reglamento europeo sobre residuos de extracción. Esto garantizaría una aplicación armonizada en todos los Estados miembros. Con la Ley de Materias Primas Críticas abriendo también la puerta a la ‘Reminería’ en Europa, es el momento adecuado para reforzar las normas europeas sobre residuos para las nuevas minas y aprovechar la oportunidad para integrar las normas sobre reminería.
- Exigir las mejores técnicas disponibles. Una nueva normativa europea sobre residuos mineros debería obligar a las empresas a aplicar las técnicas más seguras de almacenamiento y control de residuos, basándose en los conocimientos de los expertos y en las directrices establecidas con el documento BREF relativo a la gestión de residuos de extracción. Esto no sólo sería una victoria desde el punto de vista medioambiental y de seguridad, sino también algo que puede tranquilizar a las comunidades que viven cerca de las explotaciones mineras.
- Basar la revisión en las directrices Safety First. Estas directrices, redactadas por expertos mundiales en minería, la sociedad civil y el mundo académico y respaldadas por más de 100 organizaciones, explican detalladamente cómo deben diseñarse, gestionarse y cerrarse las escombreras y establecen las principales disposiciones financieras y de gobernanza que deben aplicarse. Además, las medidas de protección del medio ambiente y de seguridad de las comunidades deberían reforzarse y racionalizarse en el nuevo reglamento, por ejemplo ampliando y armonizando la definición de daño medioambiental, que actualmente está tomada de la Directiva de Responsabilidad Medioambiental, es limitada y podría ampliarse, por ejemplo, incluyendo los intereses de las generaciones futuras.
- Garantizar la participación de la comunidad, desde el inicio y a lo largo de todo el proyecto. Como se explica en el análisis jurídico publicado junto a este informe, la participación de la comunidad es un derecho y un paso fundamental. Las comunidades deben ser avisadas en caso de accidente, además de ser consultadas antes, durante y después de que una mina esté operativa, así como sobre el diseño y la gestión de los residuos.