La ciudad acaba de inaugurar una planta de tratamiento y compostaje con capacidad para procesar hasta 250 toneladas diarias de residuos domiciliarios.
La intendenta Mónica Fein, junto al secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Juan José Mussi, han inaugurado de forma oficial la Planta de Tratamiento y Compostaje de Residuos de Rosario (Argentina), obra que permitirá tratar hasta 250 toneladas diarias de residuos domiciliarios y que se constituye en el complejo más grande del país en su tipo.
El complejo cuenta con una superficie cubierta de 5.100 metros cuadrados para las operaciones de separación, clasificación, limpieza de materiales, compostaje, chipeado e infraestructura complementaria.
La planta tendrá la capacidad de procesar hasta 250 toneladas de residuos reciclables sobre un total de 800 que produce la ciudad cada día, lográndose con esto trasladar cada vez menos cantidad de residuos al vertedero, estimándose una eficiencia del 65%.
Este proyecto es un gran paso en el Plan de Gestión Integral de Residuos que ha venido desarrollando la ciudad y que ha proyectado al municipio como pionero en la materia. El tratamiento de la materia orgánica es, cabe recordar, fundamental para alcanzar las metas de la ordenanza Basura 0.
De las 250 toneladas a tratar cada día, unas 130 son de materia orgánica (restos de comida); esta será sometida a un proceso de fermentación aeróbica controlada, para la obtención de 40 toneladas de compost. El mismo se destinará a diversos usos, en función de su calidad: cubierta del vertedero, en el vivero municipal, en parques y zonas verdes de la ciudad, y en el futuro como insumo para procesos de lombricultura, pensando en un abono más sostenible para el cordón frutihortícola del área metropolitana de Rosario.
Proceso de compostaje
Los residuos provendrán de la recolección domiciliaria, realizada por las empresas concesionarias del servicio. Estos se depositarán en la zona de recepción de la planta mediante camión compactador de carga trasera con capacidad de 6 toneladas, o camión compactador de carga lateral de 10 toneladas de capacidad.
Realizada la apertura de bolsas, los residuos serán descargados en una cinta de clasificación, accionada por un motor eléctrico donde se realiza la separación de todo elemento que podría ensuciar el compost (vidrios, pañales, pequeñas piezas de plástico y metal).
La materia orgánica, principalmente restos de comida, se someterá a un proceso de fermentación aeróbica controlada para la obtención de compost, que se destinará a diferentes usos en función de su calidad
Dentro de la misma nave, y siguiendo la línea de procesamiento, se realizará la separación del material orgánico, mediante la utilización de una criba rotativa o tromel, de 8 metros de largo.
La fracción orgánica separada deberá ser derivada en forma transversal al eje del tromel, hasta el área de compostaje. Dicha nave cuenta en su perímetro interno con un sistema de rejillas para la colección de los líquidos de proceso y lavado de pavimento, los cuales serán derivados a la pileta de acopio de líquidos de proceso a través de un sistema de alcantarillado.
El proceso de compostaje demandará de aproximadamente 14 días, y en este lapso se producirá la transformación del material, sin olor, libre de patógenos y con una reducción de volumen del 40%. Posteriormente, el material ya estabilizado, “compost fresco”, se trasladará a la zona de enfriado y maduración.
La materia orgánica se dispondrá en pilas, según lo dispuesto en el plano de “Proceso de Compostaje Aeróbico”. En correspondencia con las pilas hay instalado un sistema de aspersión de agua, para controlar la humedad del proceso. Estas serán abastecidas desde la pileta de acopio de líquidos de operación, de 2.000 m3, y deberán poder operarse en forma independiente en cada una de las filas, para ser utilizadas en función de las necesidades de proceso.
Este complejo de tratamiento y compostaje requirió de una inversión total del orden de los 20 millones de pesos (alrededor de 2,5 millones de euros), de los cuales 18 millones correspondieron a la planta y 2 millones a la infraestructura y el equipamiento complementario. Esta fuerte inversión fue financiada a través de la Secretaría de Ambiente Nacional y del Banco Mundial en 12 millones de pesos asumiendo el Municipio de Rosario los 8 millones restantes.