La tercera reunión territorial para debatir el Plan Integrado de Residuos de Navarra 2025 se celebró anteayer en Irurtzun, y reunió en la Casa de Cultura a las mancomunidades de Sakana, Mendialdea y Alto Araxes.
Todos sus representantes coincidieron en rechazar cualquier forma de incineración de los residuos en el tratamiento del rechazo, y se reafirmaron en su apuesta por aprovechar al máximo todas las posibilidades que ofrece la valorización material, evitando –afirmó el presidente de la Mancomunidad de Sakana Aitor Karasatorre- “quemar nada ni aquí ni fuera de aquí”.
A su juicio, el objetivo del 75% de recuperación de residuos que el borrador del PIGRN y la normativa europea plantean para 2025, podría llegar a ser el 85% recuperando al máximo los materiales de los rechazos de plantas, y explorando aún más alternativas
La sesión reunió primero a los técnicos y responsables de las tres mancomunidades y, a continuación, a cargos electos y público en general, coincidiendo ambas reuniones en la misma opción para el tratamiento futuro del rechazo, concretada en el Plan como el Escenario 1: la eliminación en vertedero de las 63.200 tn. previstas en 2025, y sin que se permita “la utilización de combustible derivado de residuos generados en plantas de tratamiento de residuos domésticos de Navarra en instalaciones dentro ni fuera de la Comunidad Foral”.
Respecto a la materia orgánica, las tres mancomunidades defendieron pasar de la voluntariedad a la participación de toda la ciudadanía para llegar al 70%
Los participantes en la sesión de trabajo valoraron positivamente el proceso de participación pública del PIGRN y, aunque calificaron al borrador como “ambicioso” en sus objetivos, añadieron que su éxito convertiría a la ciudadanía navarra en pionera en el Estado en la gestión de residuos.
Entre las aportaciones realizadas destacan: la necesidad de un sistema de obtención y seguimiento de los datos estandarizado y común a todas las mancomunidades, para facilitar su correcta comparación y seguimiento; la preocupación por que las posibles sanciones europeas por incumplimiento de objetivos y normativas repercutan también en quienes consiguen localmente una correcta gestión; y la falta de un plan de seguimiento y calendarización del cumplimiento de objetivos.
Con respecto a la gobernanza, es decir, el modelo de gestión preferido para los residuos, tanto los técnicos como la ciudadanía coincidieron en el modelo único, que garantice una gestión pública del tratamiento pero deje la recogida en manos de las mancomunidades, sin limitar las iniciativas locales, especialmente las que van en la línea del empleo y la formación profesional en este ámbito.
Juzgaron también necesario –aunque muy difícil de articular– establecer un mismo canon, unificar costes y precios, instaurar el pago por generación, favorecer a quien colabora y penalizar a quien no, e incluir criterios de solidaridad entre los entes locales.
Entre los temas que también se abordaron en la sesión abierta, se consideró adecuado y superable el objetivo de 10% de prevención que el Plan establece para 2025, pero trabajando especial y continuamente la imprescindible sensibilización y la educación ambiental.
En el tema de la materia orgánica, que las tres mancomunidades trabajan intensamente, defendieron pasar de la voluntariedad a la participación de toda la ciudadanía, sea con normativa o de otro modo, con el fin de llegar al menos al 70% de su recogida. Asimismo, reiteraron como imprescindible la recogida selectiva, la instauración de más puntos limpios, y el impulso al compostaje de la materia orgánica.