Las entidades de la economía social y solidaria reclaman que la operativa del nuevo SCRAP reserve un lugar destacado al principio de proximidad y la jerarquía de residuos, priorizando la reutilización frente a otros tratamientos.

Re-Viste conoce el proceso de preparación para la reutilización

El pasado 11 de marzo, representantes de Re-viste, el recién creado sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) de textil y calzado, visitó uno de los Centros de Preparación para la Reutilización (CPR) de la red de AERESS, la asociación de empresas de recuperación de economía social. En la visita pudieron conocer el proceso de recuperación de los textiles en desuso: cómo llega el textil a la planta, cómo se clasifica y cuáles son los tratamientos de este residuo, priorizando siempre la reutilización.

La socia de AERESS en Madrid, Recumadrid, fue la entidad visitada por el equipo de Re-Viste. En su planta en Villaverde gestiona más 1.900 toneladas anuales de textiles, procedentes de diferentes distritos del Ayuntamiento de Madrid y de otras localidades de la Comunidad Autónoma. Esta instalación emplea a una media de 25 personas, de las que más de la mitad son contratos de inserción sociolaboral.

Para AERESS, este encuentro supone posicionar y dar visibilidad a la preparación para la reutilización llevada a cabo por las entidades de economía social y solidaria. Considera fundamental para el sector que los agentes de los sistemas de responsabilidad ampliada del productor conozcan de primera mano el trabajo de estas organizaciones. Y no sólo su aportación en materia de prevención de los residuos y reducción de la huella ambiental, si no también en el desarrollo de la inserción sociolaboral de personas en situación vulnerable. La preparación para la reutilización local es una actividad dentro de la cadena de valor del textil que deberá integrarse de forma prioritaria en el diseño de estos nuevos sistemas de gestión de los residuos.

La intención de Re-Viste, como argumenta su director general Juan Ramón Meléndez, es preservar el ecosistema que ya existe y que funciona desde hace décadas, donde las entidades sociales tienen un papel clave por su experiencia y su impacto social positivo. Su función será aportar mejoras y recursos, con el objetivo de alcanzar la circularidad del textil, preferiblemente de manera local, evitando exportaciones y malas prácticas de gestión. Es decir, complementar las fases donde son necesarios recursos adicionales. Un ejemplo puede ser el reciclaje de textil posconsumo, un tratamiento que a día de hoy necesita un fuerte impulso para ser realmente una opción sostenible y competitiva.

Proyecto de recogida selectiva

En los próximos meses, Re-Viste comenzará un proyecto piloto de recogida y tratamiento de textiles en seis municipios del país. Una iniciativa que pondrá a prueba un sistema de recogida en localidades de diferentes características con la intención de sacar una serie de recomendaciones para la gestión sostenible de este residuo. En este piloto, el SCRAP trabajará además de con las administraciones locales, con empresas privadas y con entidades sociales expertas. Entre sus primeros objetivos, destacan crear una red suficiente de contenedores y otros puntos de recogida, que todo el material recogido pase por planta de tratamiento y hacer un buen seguimiento de todos los procesos para realizar una buena gestión de la información y de los datos.

AERESS confía en que la iniciativa contribuya a mejorar los porcentajes de recogida selectiva de textiles, a un aumento de la preparación para reutilización y por tanto, a disminuir el impacto ambiental del residuo textil. No obstante, considera prioritario que las entidades sociales puedan cubrir los costes de la gestión de los residuos textiles y obtener beneficios para invertir sus proyectos sociales de inserción laboral. Su propia experiencia demuestra que aquellas poblaciones cuyas administraciones públicas pagan a las empresas por la gestión completa del residuo textil superan con creces la ratio española de recogida por habitante.

Por otro lado, la entidad insiste en que el destino prioritario de los textiles recogidos debe ser siempre la reutilización local. Para ello, tanto el principio de proximidad como la jerarquía de residuos deben ocupar un lugar destacado en la elaboración de las políticas tanto públicas como privadas de los SCRAP. Para lograrlo, se debería asegurar la viabilidad económica del sector de las empresas de inserción, que siempre se han regido por este principio, de modo que se aproveche su experiencia, y se potencie su sostenibilidad social y medioambiental.

Crisis del sector

Cabe destacar que en estos momentos el sector del reciclaje textil se enfrenta a una grave crisis internacional provocada por un aumento exponencial de este residuo, por el aumento de los costes y la bajada de la calidad de los textiles, como consecuencia de la moda rápida. Esto ha hecho colapsar a numerosas entidades dedicadas a su tratamiento, como Soex en Alemania.

Por ello, AERESS advierte de que un servicio de recogida sin financiación se convertirá en inviable y obligará a muchos gestores a finalizar este tipo de actividad, corriendo el riesgo de perder todo el conocimiento y experiencia que las empresas de inserción pueden aportar. Y es que aunque la actividad económica de las entidades sociales está asociada a la venta de 2º mano, esta no cubre todos los gastos de la gestión de los residuos textiles. Razón por la que reclama que se articule como una actividad económica generadora de empleo, y de empleo de inserción, y como parte imprescindible de la transición ecológica justa.

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