Desde el año 2009, la Sociedade Galega do Medio Ambiente ha propiciado el reciclaje de un total de 84.676,24 toneladas de envases metálicos: 82.010,03 toneladas de acero y 2.666,21 de aluminio.
En el caso del acero, 68.092.43 toneladas fueron seleccionadas de entre la basura en masa (bolsa negra) depositada por los ciudadanos en los contenedores verdes convencionales, y 13.917,60 toneladas procedían de los amarillos (bolsa amarilla), que deben acoger los envases de plástico, las latas y los briks.
En cuanto al aluminio, 1.953,15 toneladas fueron extraídas del residuo convencional y 713,06 del recipiente amarillo.
Si bien los envases de acero y aluminio deben ser depositados por la población en este último contenedor, lo cierto es que todavía siguen llegando a las instalaciones de Sogama mezclados con la basura genérica, procediendo la empresa pública a su selección automática a través de mecanismos tales como electroimanes y corrientes de Foucault.
Una vez segregados, estos materiales son enviados a los centros de reciclado, donde se convierten en nuevos productos para ser reincorporados al circuito comercial con una nueva vida, garantizando con ello el ahorro de energía y materias primas.
De hecho, las posibilidades de recuperación del acero y el aluminio no tiene límites, toda vez que constituyen recursos inagotables y permanentes capaces de mantener íntegras sus propiedades independientemente del número de veces que se reciclen.
En este sentido, y a modo de ejemplo, decir que con el reciclaje de 1 kilo de latas de acero se ahorra la energía suficiente para mantener encendida una bombilla de 60 W durante dos días. Por su parte, la energía que se ahorra reciclando una sola lata de aluminio puede hacer funcionar un televisor durante tres horas.