La instalación está diseñada para producir unas 30.000 toneladas de material reciclado al año que puede reincorporarse al ciclo de producción.
Las empresas STADLER y KRONES han colaborado para diseñar e instalar una planta de clasificación y lavado nueva para Kunststoff Recycling Grünstadt GmbH (KRG), empresa alemana de reciclaje dedicada al sector del procesado de plástico. La planta de procesado posconsumo de residuos de envases de PEAD y polipropileno (PP) es la primera de este tipo que existe en Alemania y cierra el círculo de la economía circular del plástico gracias al material reciclado de gran calidad que produce y que puede volver a emplearse en las mismas aplicaciones de envases, incluidas las que requieren material apto para uso alimentario.
La planta está diseñada para producir unas 30.000 toneladas de material reciclado al año que puede reincorporarse al ciclo de producción. Además, el propio proceso cuenta con ventajas medioambientales debido a la reducción de pérdida de material y consumo de agua, que evita la emisión de hasta 36.100 toneladas de equivalentes de CO2 al año al procesar unas 38.000 toneladas de residuos de plástico.
Clasificación de plástico por color: cierre del círculo de la economía circular
Con esta nueva planta, KRG aspira a producir material reciclado de gran calidad, capaz de satisfacer las demandas del sector de las empresas de productos de marca y bienes de consumo inmediato. Esta aspiración no sería posible mediante las prácticas habituales del reciclaje posconsumo de envases de PEAD y PP, que produce material reciclado de baja calidad y color oscuro, que solo puede emplearse en aplicaciones inferiores.
Para lograr el resultado deseado, la línea de clasificación diseñada e instalada por STADLER procesa en primer lugar el material preclasificado procedente de las plantas de envases ligeros. Con una capacidad de unas 10 toneladas/hora, la línea funciona con dos modos diferentes según el material de entrada; una para material de PP y otra para material de PEAD. El material de entrada se analiza para eliminar finos, los metales se separan mediante el uso de un imán ubicado sobre la cinta y un separador de Foucault, y el film ligero se extrae con un clasificador por aire.
Siete clasificadores de infrarrojo cercano (NIR) separan el material restante en 6 fracciones de producto distintas, según su color. Parte del material resultante pasa inmediatamente a dos líneas KRONES, ubicadas en la misma sala, y el resto se embala y guarda para su posterior procesamiento.
En las líneas KRONES, cada una con una capacidad de 2 toneladas/hora, el material preclasificado se tritura y se enjuaga antes de pasar a procesarse en su sistema patentado de lavado en caliente. El enjuague y clasificación final por color y polímero completan el proceso para producir las escamas de alta calidad totalmente limpias necesarias para el reciclaje y reutilización en sus aplicaciones de envase originales.
«Esta planta supone un gran paso adelante en cuanto a calidad del material reciclado, que puede emplearse en aplicaciones complicadas para las que es necesario lograr un olor mínimo e, incluso, una calidad que permita el uso alimentario. Los envases de PEAD y PP pueden reciclarse y volver a emplearse en la misma aplicación de forma que, por ejemplo, un bote de champú de PEAD o un recipiente de margarina de PP podrán tener una segunda vida en forma de botella, bote o tapón. Hasta ahora, solo era posible con las botellas de PET», explica Michael Auburger, Jefe de Producto de Soluciones de Reciclaje de KRONES.
Colaboración para un diseño personalizado
A lo largo de los años, STADLER y KRONES han desarrollado una exitosa colaboración en varios proyectos conjuntos, que ha hecho que acaben uniendo sus fuerzas para aprovechar las ventajas del reciclaje de plástico combinando su experiencia y sus tecnologías respectivas.
Esta colaboración ha sido especialmente valiosa en este proyecto, en que la línea de clasificación STADLER tiene que funcionar en conjunción con la línea KRONES. «Al estar vinculadas ambas líneas entre sí, sus controles tienen interfaces. Para los miembros del departamento de ingeniería de control era bastante complicado coordinar el intercambio de señales entre las líneas con respecto a medidas de seguridad y modos de funcionamiento. Mediante reuniones específicas de los especialistas y jefes de proyecto de ambas empresas, también logramos acabar con este problema”, explica Pascal Locher, Jefe de proyecto de STADLER.
La estrategia colaborativa tradicional de STADLER con sus clientes también fue clave para el éxito del proyecto, tal como valora Jörg Berbalk, Director General de KRG: «El trabajo de STADLER durante la instalación, la coordinación, el proceso y la comunicación ha sido y es ejemplar y único. Creemos firmemente en ello y estamos convencidos de que la combinación de STADLER y KRONES es perfecta para el proyecto que tenemos entre manos».