Investigadores de la Universidad Brunel de Londres descubrieron 150 sustancias químicas que se habían filtrado a las bebidas desde sus botellas de plástico, y 18 de ellas se encontraban en niveles que superaban la normativa.
Los denominados productos químicos en contacto con los alimentos se encuentran habitualmente en los alimentos y bebidas envasados, y la mayoría se consideran perfectamente seguros en bajas concentraciones.
Sin embargo, un investigación muestra que las bebidas embotelladas con tereftalato de polietileno (PET) reciclado pueden contener concentraciones más elevadas de estos productos químicos que las bebidas embotelladas con PET nuevo «virgen», lo que sugiere que el proceso de reciclaje pueden estar provocando la contaminación de algunas bebidas embotelladas.
«Descubrimos que estas sustancias químicas pueden provenir de varias fuentes, como los catalizadores y aditivos utilizados durante la producción y la degradación durante la producción de PET, y la degradación que puede ocurrir a lo largo del ciclo de vida de una botella», afirma la Dra. Eleni Iacovidou, profesora del Centro de Investigación y Política de la Contaminación de la Universidad Brunel de Londres, que dirigió el estudio.
Los investigadores señalan varios factores que pueden dar lugar a la presencia de sustancias químicas en las bebidas embotelladas, entre ellos la producción de las botellas vacías, pero también las condiciones en las que se llenan, almacenan, y distribuyen las botellas, por ejemplo, la exposición a altos niveles de luz solar o la humedad.
Para reducir el número de sustancias químicas que se encuentran en las bebidas embotelladas, el estudio sugiere que se podría utilizar una tecnología conocida como proceso de «superlimpieza», que utiliza un proceso de tres etapas para limpiar los plásticos viejos antes de su reciclaje: un lavado a alta temperatura, un lavado con gas y un lavado químico.
«Los procesos de reciclaje ya incluyen la limpieza de las botellas antes de convertirlas en materia prima secundaria para su uso», explica la Dra. Iacovidou. «Al invertir en nuevas tecnologías de superlimpieza, podemos maximizar la probabilidad de descontaminar el PET reciclado hasta niveles similares a los del PET virgen».
El informe, publicado en la revista Journal of Hazardous Materials, también sugiere que los recicladores deben mejorar la forma de recoger, clasificar y reprocesar las botellas de PET, y los fabricantes de botellas deben dar prioridad al «diseño para el reciclaje» para mejorar la calidad de los productos reciclados.
Sin embargo, para la Dra. Iacovidou, la solución definitiva pasa por dejar de usar el PET por completo. «Todos tenemos una responsabilidad que asumir. Tenemos que empezar a pensar en cómo evitar el uso de botellas de PET en nuestros hogares invirtiendo, por ejemplo, en filtros de agua o en grandes contenedores de agua y aprendiendo a eliminar nuestros residuos de plástico de forma adecuada. Si reducimos nuestro consumo de PET, impulsaremos el cambio en el sistema. Menos demanda equivale a menos producción».
«Lo más importante es que se necesita una mayor transparencia y una mejor comunicación en todo el sistema de producción, consumo y gestión para crear una economía funcional en la que los recursos desperdiciados vuelvan a entrar en el sistema con las menores contrapartidas posibles, especialmente las relacionadas con la salud y la seguridad», concluye la investigadora.