ITENE, Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística, desarrolla envases activos e inteligentes, nuevos sistemas de reciclado y estrategias de optimización del sistema de envase y embalaje como algunas de las nuevas tendencias destacadas para evitar el desperdicio alimentario y alcanzar una reducción de residuos.
El desperdicio alimentario procedente de la industria fabricante, servicios de restauración y catering, gran distribución y vendedores al por mayor representa el 58% de todos los residuos de comida generados en la Unión Europea, responsable de la cantidad de 99 millones de toneladas de CO2 emitidas anualmente. Esto es equivalente a casi el 2% de todas las emisiones generadas en la UE en 2008 (de acuerdo con los datos de EUROSTAT). Asimismo, con unos incrementos tanto en población como en su capacidad adquisitiva, la generación de desperdicio alimentario podría saltar hasta las 126 millones de toneladas al año hacia 2020 si no se llevan a cabo acciones que lo impidan.
Las pérdidas de alimento están presentes en toda la cadena del producto, desde su producción (agricultura, ganadería, etcétera) hasta el consumidor y puede ser debida a diferentes causas como las biológicas, técnicas, medioambientales e incluso socio-económicas. El sistema de Envase y Embalaje juega un papel fundamental en la prevención del desperdicio alimentario aunque, sin embargo, el envase en sí mismo también es una fuente de residuo.
Cualquier análisis del impacto del envase alimentario sobre el medio ambiente debe considerar los beneficios positivos de un reducido desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de suministro. Un reciente estudio de la FAO indica que sobre un 30% de la producción de alimentos se pierde actualmente con su consiguiente generación de residuos. Una inadecuada conservación/protección, almacenamiento o transporte se han citado como causas de dicho desperdicio alimentario.
El envase y embalaje en general, y el envase activo en particular, es capaz de reducir el residuo total extendiendo la vida útil de los alimentos, por tanto, prolongando su usabilidad.
Teniendo en cuenta los datos de residuos de envase generados según EUROSTAT, la cantidad producida anualmente es de 77 millones de toneladas por año. Los residuos de alimentos envasados tienen la gran desventaja de incluir de forma conjunta fracciones orgánicas e inorgánicas que no pueden ser actualmente separadas y son, por tanto, enviadas directamente a vertederos. La parte inorgánica representada mayormente por el propio envase, puede ser incluso superior al 20% de la unidad, y es diseñada y producida para un solo uso, con un periodo de vida realmente corto. En este sentido, se han llevado a cabo diferentes acciones para promocionar la reutilización y el reciclaje, involucrando a empresas, autoridades nacionales y locales, así como a los ciudadanos.
Sin embargo, el desperdicio alimentario es todavía un gran asunto que todavía no ha tenido una solución clara, no sólo en lo referente al residuo de alimentos envasados (productos deformados, daños de envase o rechazos en los procesos de control de calidad), sino también a los desperdicios de alimentos no envasados.
Envase activo
Una de las tendencias de I+D para resolver todo este asunto se encuentra en el desarrollo de tecnologías de Envase Activo, capaces de extender la vida útil de los productos incluso el doble de tiempo que el envasado convencional actual. Estas innovadoras soluciones evitan las pérdidas de alimentos no sólo en los domicilios sino también en la industria y en sectores comerciales. De forma consiguiente a estas reducciones, el envase activo contribuye a una gestión más inteligente en un mundo de recursos alimentarios limitado.
La liberación de sustancias antimicrobianas, antifúngicas, oxígeno o CO2 son sólo unos pocos ejemplos que cómo estos agentes incorporados al material del envase se liberan al producto, manteniendo la mejor calidad de éste un tiempo mayor e incrementando su vida útil, lo que evitará toneladas de reducción de desperdicio alimentario.
Un ejemplo de este tipo de envase lo encontramos en la patente que el centro tecnológico ITENE ha desarrollado sobre envase activo para carne roja, capaz de extender 5 días más la vida útil de la carne considerando como referencia una solución de envasado actual como la carne envasada en atmósfera modificada (EP14151079.2).
Este nuevo envase es capaz de controlar, a través de la liberación de agentes activos naturales, el crecimiento microbiológico, la oxidación y la pérdida de color de la carne envasada, extendiendo la vida útil de los productos. Los costes adicionales del envase debido a los compuestos activos empleados se contrarrestan con la extensión de la vida útil del producto y, por consiguiente, la reducción de pérdidas derivadas de su desperdicio.
Envase Inteligente
Otra de las tendencias destacadas se encuentra en el desarrollo de tecnologías de Envase Inteligente, que es capaz de proporcionar información de valor al usuario y al consumidor sobre el deterioro actual del producto, lo cual puede ayudarles a tomar decisiones de una mejora manera que con el uso de una incierta fecha de caducidad. Para ello, diferentes indicadores colorimétricos (etiquetas) se incorporan al envase y cambian de color para mostrar el nivel de frescura del producto, que ha sido expuesto a diferentes temperaturas inapropiadas. Por tanto, estos indicadores inteligentes ofrecen una información veraz sobre los alimentos para evitar pérdidas de producto innecesarias a lo largo de toda la cadena de suministro.
Por ejemplo, desde ITENE se ha desarrollado un indicador de frescura aplicado a una solución de envase para monitorizar la frescura de la carne de pollo, en un proyecto denominado SENSOPACK. Esta tecnología informa de forma sencilla sobre la verdadera vida útil de la carne de pollo envasada.
El indicador utiliza tintas que han sido formuladas utilizando compuestos indicadores reactivos, en lugar de las tintas o pigmentos comunes. El indicador de color cambia en función del grado de frescura de la carne envasada. Mejora de forma notable la trazabilidad del producto, así como otros parámetros críticos de la distribución como el abuso de temperatura, las pérdidas de frescura, especialmente en alimentos envasados. Es capaz de informar sobre la calidad o sobre la vida útil real de cada producto individual de acuerdo a sus cargas microbianas o la reducción de frescura, con el fin de marcar de una forma más extensa y precisa la vida útil del producto.
En esta línea, la detección de falsificaciones de productos así como otras situaciones que puedan afectar al contenido del envase es un factor relevante, sobre todo en el caso de productos de alto valor. Más aún, cuando la integridad del producto es la propiedad de más valor (por ejemplo, productos electrónicos complejos, equipamiento electrónico, joyería, etcétera). Otro de los desarrollo de ITENE ha sido un sistema que permite identificar cuándo un envase ha podido ser abierto a lo largo de la cadena de distribución. Ello proporciona a las compañías una herramienta para diseñar estrategias de protección de producto, rediseño de su envase o de su sistema logístico.
Residuo alimentario
Como siguiente tendencia, se puede destacar el desarrollo de sistemas inteligentes de reciclado, que son capaces de separar fracciones de alimentos y de envase para hacerlos útiles para una alta gama de procesos de valorización. Los productos son envasados para proteger sus propiedades durante sus fases de transporte, distribución y comercialización. Sin embargo, el residuo alimentario no incluye sólo fracciones orgánicas, sino también componentes inorgánicos como plásticos, metales, papel o madera. Separar las fracciones orgánicas e inorgánicas del residuo alimentario actual presenta una serie de limitaciones que deben ser resueltas. Los sistemas de reciclado capaces de separar y reciclar de forma eficiente el residuo alimentario significarán una importante reducción del residuo alimentario que se envía al vertedero para hacerlo útil para nuevos usos, como por ejemplo, en la alimentación ganadera.
ITENE participa en diferentes proyectos relevantes en la Unión Europea, centrados en el desarrollo de nuevas tecnologías para residuos alimentarios envasados y no envasados. Por ejemplo, el proyecto LIFE FOODWASTE TREATMENT, en el que participan las empresas BiogasFuel, IMABE y FIAB. En él se desarrolla una tecnología avanzada y eficiente para la separación y el post-tratamiento de los residuos de alimentos envasados y no envasados, un residuo que permitirá diferentes opciones para su gestión más allá de la actual incineración o disposición en vertedero.
Optimización de envase
Otra opción para reducir el desperdicio alimentario es garantizar la seguridad y la integridad del sistema de envase y embalaje. Así, optimizar dicho sistema es esencial para asegurar las mercancías a lo largo de la cadena de suministro y evitar pérdidas por rotura de producto. A través de diferentes ensayos y metodologías, se puede asegurar la mejora calidad y seguridad del envase en contacto con alimentos, de acuerdo con los requerimientos que marca la legislación, así como los más altos estándares de calidad requeridos por la industria alimentaria.
ITENE desarrolla toda clase de ensayos en condiciones reales para determinar la idoneidad de los materiales de envase y embalaje, tanto de amortiguamiento como de envase, simulando las operaciones que se llevan a cabo en la cadena de suministro. En las instalaciones del centro tecnológico, productos embalados y envasados se someten a diferentes ensayos: lectura, impactos, vibraciones, estabilidad…incluso se simula el movimiento de balanceo y cabeceo de barcos y otros diferentes medios de transporte como carretera, tren, medios de manutención, etcétera. Para observar la resistencia del envase se realizan ensayos de fatiga, etcétera.
Como ejemplo, diferentes proyectos de optimización de envase se han implantado en empresas, lo que han permitido reducir pérdidas de alimentos entre un 10 y un 40%.
Sostenibilidad
La implementación de todas estas nuevas tecnologías en la industria debe tener en cuenta un respeto máximo por el medio ambiente. Incluso el análisis ambiental de los nuevos materiales de envase, el proceso de distribución y las tecnologías desarrolladas, pueden proporcionar una información de valor para identificar nuevas acciones de mejora que pueden ser consideradas en la empresa para el ahorro de costes. Debe existir un equilibrio entre la solución y su impacto ambiental puesto que las tecnologías emergentes podrían tener un efecto contrario en el medio ambiente del esperado. La economía es uno de los elementos principales de la sostenibilidad junto a los aspectos sociales relacionados con la aceptación del consumidor.
Por ejemplo, de acuerdo con las principales directivas sobre residuos y residuos de envase, la prevención es la primera acción que se debe considerar. En realidad, el mejor residuo es aquel que no ha sido generado. Diversos materiales convencionales como plásticos, papel y cristal, han alcanzado unas cifras increíbles de reducción de entre el 20-40% en varias aplicaciones. La investigación en nuevas tecnologías de fabricación de envase hace posibles resultados difíciles de conseguir en el pasado. Nuevos aditivos que proceden de la naturaleza pueden ayudar a mantener o incluso mejorar propiedades mecánicas barrera y otras en su aplicación al material de envase.
Los nanomateriales son una emergente área de conocimiento que en realidad ya cuenta con un mercado real. Como ejemplo, la nanoarcilla desarrollada por ITENE para su uso en materiales de envase, donde un nanocompuesto puede ser aplicado a diferentes desarrollos de envase convencional y biodegradable (bajo las patentes WO 2012/017026 y WO 2012/017025). Como resultados principales, los materiales finales ofrecen unas mejores prestaciones mecánicas, térmicas y barrera (mejorando sobre un 60% en comparación con las materias primas convencionales). Diferentes nuevas aplicaciones de envase se pueden obtener con un mejor uso de material gracias a esta nueva tecnología.
En conclusión, las diferentes opciones para reducir el desperdicio alimentario deben ser rentables, medioambientalmente compatibles y aceptadas totalmente por los consumidores finales. Estos tres elementos son fundamentales para obtener soluciones que lleguen al mercado y que puedan ayudar realmente a prevenir potencialmente el desperdicio alimentario.
Autor: La Dr. Mercedes Hortal es Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Valencia y posee el grado de Máster en Envase y Embalaje otorgado por ITENE. Es la directora de la Oficina de Sostenibilidad del centro tecnológico ITENE.