Un estudio liderado por el ICM-CSIC  revela que, a medida que aumenta la contaminación por plásticos y disminuyen las especies formadoras de hábitat, la especie recurre cada vez más a sustratos plásticos para poner los huevos.

El tiburón pintarroja usa residuos plásticos para desovar
Scyliorhinus canicula. Foto: Karim Haddad en Wikimedia commons (cc 4.0)

El Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), en colaboración con la Universitat de València (UV), la Universitat de Barcelona (UB) y la Asociación Catsharks, ha descubierto que el tiburón pintarroja (Scyliorhinus canicula), una especie de manchas pequeñas nativa del Mediterráneo, está utilizando cada vez más los residuos plásticos -particularmente redes de pesca fantasma- como sustrato para poner sus huevos.

Los detalles de este comportamiento, particularmente evidente en zonas donde los sustratos biológicos naturales se han vuelto escasos, se recogen en un estudio, publicado recientemente en la revista Science of the Total Environment.

Se trata del primer estudio que documenta este cambio de comportamiento en los tiburones pintarroja, poniendo en evidencia el preocupante impacto de la contaminación plástica y la degradación de los hábitats marinos.

“Las implicaciones de este cambio podrían ser profundas para la supervivencia a largo plazo de los tiburones pintarroja”, explica Blanca Figuerola, investigadora del ICM-CSIC y miembro del grupo Medrecover.

A medida que aumenta la contaminación plástica y disminuyen las especies formadoras de hábitat, los tiburones pintarroja dependen cada vez más de materiales artificiales. Aunque aún no se comprende completamente el impacto de este cambio, los investigadores advierten que podría afectar la supervivencia, adecuación biológica y dispersión de la especie.

“A primera vista, los plásticos podrían parecer un buen lugar para que los embriones se desarrollen, pero estos sustratos artificiales no ofrecen los mismos beneficios que las especies formadoras de hábitat, las cuales proporcionan refugio y alimento tanto para los tiburones pintarroja como para sus presas”, señala Figuerola.

Por su parte, la investigadora de la UB Anna Sánchez-Vidalagrega añade que “nuestra investigación sugiere que las presiones ambientales, junto con la creciente presencia de plásticos en los océanos, están llevando a algunas especies a adaptarse de formas inesperadas. Este es un claro ejemplo de cómo los cambios inducidos por los humanos están afectando a la vida marina”.

El estudio también revela que los tiburones pintarroja prefieren poner sus huevos en sustratos biológicos como hidrozoos y esponjas en aguas poco profundas. Sin embargo, en zonas más profundas, recurren con mayor frecuencia a poliquetos tubícolas y residuos plásticos como alternativa.

“Esta tendencia es especialmente notable en el talud continental, donde los hábitats naturales están gravemente afectados por actividades humanas como la pesca”, explica Claudio Barría, coautor del estudio y miembro de Catsharks.

Ante este escenario, el equipo científico alerta de las consecuencias a largo plazo que podría conllevar este comportamiento. Si bien aún no se comprenden completamente los efectos inmediatos para las poblaciones de tiburones pintarroja, existe el temor de que los huevos adheridos a residuos plásticos puedan ser arrastrados a áreas con condiciones no aptas para el desarrollo del embrión.

David Ruiz, coautor principal del estudio y científico de la UV, advierte: «Si los juveniles sobreviven, esto podría llevar a una mayor competencia por recursos y desplazamiento de otras especies».

Este equipo ya había anticipado que los residuos plásticos podrían ser utilizados por los tiburones pintarroja para desovar en un estudio previo. Al no haber investigaciones previas que analizaran este comportamiento ni los factores que influyen en la preferencia de sustrato para el desove, los científicos decidieron profundizar en el tema.

Con todo, el trabajo pone de relieve la importancia urgente de preservar los hábitats biológicos y combatir la contaminación plástica en su origen, especialmente en áreas vulnerables como el Mediterráneo.

«Sin una acción inmediata, podríamos ver a más especies adoptando comportamientos similares, lo que tendría consecuencias potencialmente devastadoras para los ecosistemas marinos», advierte el equipo investigador.

Fuente:
Sinc

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