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La valorización energética y material fueron los principales destinos de los neumáticos recuperados, si bien un 13% pudo ser aprovechado en operaciones de renovado y reutilización.

Neumáticos usados

El sistema integrado de gestión TNU (Tratamiento Neumáticos Usados) ha presentado su memoria anual de actividad correspondiente al año 2019, que resume las acciones realizadas por la enitdad durante el ejercicio, en el que recogió 83.816 toneladas de neumáticos fuera de uso (NFU) para su reciclaje y valorización.

Del total de neumáticos fuera de uso gestionados en 2019 por TNU, el 44% se destinó a valorización energética, el 43% a valorización material mediante el aprovechamiento de sus componentes (caucho, fibra textil y acero) que se recuperan para nuevos usos -losetas de seguridad y pavimentos para parques infantiles, canchas deportivas, césped artificial, techos para viviendas, aislante acústico, proyectos de obra civil…- y el 13% se destinó a renovado y reutilización para un segundo uso.

Esta última es la opción más ecológica. El renovado es la técnica en la que menos residuos se generan aprovechándose prácticamente el 100% de los neumáticos que se procesan. Otras de las ventajas son el ahorro ecológico y económico: ahorro de petróleo, ahorro de agua, ahorro energético y ahorro en emisiones de CO2. La reutilización retrasa la entrada de los neumáticos usados en el flujo de residuos contribuyendo al modelo económico circular. Es un proceso que aporta beneficios ambientales puesto que se reduce el número de neumáticos nuevos necesarios, lo que conlleva un menor consumo de recursos naturales y de energía necesaria para fabricarlos.

Desde el inicio de su actividad TNU ha recogido 783.718,850 toneladas de neumáticos usados, gestión que contribuye a evitar el grave impacto que implica su abandono y degradación química en vertederos ilegales. Degradación que contamina el suelo, afectando a su fertilidad y a toda la biodiversidad (microorganismos, plantas y macrofauna) que depende y se nutre de él.

Otras problemáticas ecológicas y sanitarias derivadas son la proliferación de mosquitos tigre a causa del estancamiento de aguas en el interior de las cubiertas abandonadas, y la emisión de gases químicos perjudiciales (mercurio, plomo, ácido sulfúrico o dióxido de carbono) que debilitan la capa de ozono a consecuencia de la quema descontrolada de NFU.

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