Un estudio internacional revela que gran parte de las principales presiones e impactos ambientales se «externalizan» a países y regiones de fuera de la Unión Europea.
Un nuevo estudio revela que los consumidores de la Unión Europea (UE) «exportan» los efectos negativos sobre el medio ambiente a otros países del mundo, incluidos sus vecinos de Europa del Este, mientras se quedan con la mayor parte de los beneficios económicos derivados del consumo de bienes y servicios.
Gran parte de las 10 principales presiones e impactos ambientales se «externalizan» a países y regiones de fuera de la UE, mientras que más del 85% de los beneficios económicos se quedan en los países miembros, aunque con una distribución desigual de costes y beneficios dentro de la UE.
Así, un grupo internacional de investigadores de las Universidades de Birmingham (Reino Unido), Groningen (Países Bajos) y Maryland (Estados Unidos), así como de la Academia China de las Ciencias, estudió los indicadores medioambientales entre 1995 y 2019. Sus conclusiones se han publicado en Nature Sustainability,.
Estos indicadores incluían las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo de materiales, el uso del suelo, el consumo de aguas superficiales y subterráneas, la formación de partículas, la oxidación fotoquímica y la pérdida de biodiversidad debido a la cobertura del suelo, así como la ecotoxicidad de agua dulce, marina y terrestre.
Los investigadores descubrieron que siete presiones e impactos analizados -indicadores de ecotoxicidad, emisiones de gases de efecto invernadero, formación de partículas, oxidación fotoquímica y consumo de materiales- aumentaban notablemente fuera de la UE, mientras que disminuían dentro del bloque.
En el trabajo se analizó también el valor añadido por el consumo de bienes y servicios dentro de los actuales 27 países miembros de la UE a las economías entre 1995 y 2019.
Yuli Shan, profesor asociado de Transiciones Sostenibles en la Universidad de Birmingham y uno de los autores del artículo, explica que «por el bien de nuestro planeta, las presiones e impactos ambientales del consumo de la UE deben disminuir sustancialmente, reduciendo la exportación de daños ambientales más allá de las fronteras de los Estados ricos de la UE a las regiones más pobres».
«Los beneficios del consumo de la UE son mayores para la mayoría de los países miembros que para los de fuera de la Unión, mientras que inducen mayores presiones e impactos ambientales para los vecinos orientales de la UE, como Albania, Montenegro, Serbia, Ucrania y Moldavia«.
Europa del Este se sitúa sistemáticamente como la región que recibe la parte más baja del valor económico añadido en comparación con las presiones e impactos ambientales asociados al consumo de la UE.
Las presiones e impactos inducidos por el consumo de la UE disminuyeron en la mayoría de sus Estados miembros: en el caso de los Países Bajos y Suecia, los indicadores de las diez categorías se redujeron de 1995 a 2019. Austria, Chequia, Italia, Polonia, Rumanía y Eslovenia registraron descensos en nueve de las diez presiones e impactos medioambientales analizados.
Por el contrario, todos los impactos y presiones analizados asociados al consumo de la UE aumentaron en Brasil, China, India, Japón, así como en Europa del Este y Oriente Medio.
El primer autor del trabajo, Benedikt Bruckner, de la Universidad de Groningen, comenta que «como en la UE viven muchos consumidores superfluos que contribuyen desproporcionadamente al daño ambiental global y al uso de recursos, debemos centrar los esfuerzos de mitigación en el consumo excesivo».
El director del proyecto y otro de los autores de la investigación, Klaus Hubacek, catedrático de la Universidad de Groningen, afirma que «podemos reducir las presiones e impactos ambientales asociados al consumo excesivo de la UE de varias maneras, entre ellas cambiando la forma en que la gente viaja o sus elecciones dietéticas, y creando nuevas políticas comerciales de la UE que reduzcan las presiones e impactos ambientales asociados a bienes y servicios.»