Antonio Barrón.
Director de Comunicación Corporativa y Marketing de Ecoembes.
Vivimos en una sociedad en la que en muchas ocasiones se escuchan voces enfrentadas respecto a diversos temas. Sin embargo, cuando se habla de materia medioambiental, se impone la necesidad de aunar esfuerzos y caminar en una misma dirección. En este sentido, el reciclaje deber ser entendido como una responsabilidad compartida que está en manos de todos impulsar. Administraciones públicas, empresas y ciudadanos tenemos que ser conscientes de nuestro papel en este proceso, clave para el medioambiente.
La correcta separación de los envases para su posterior reciclaje es ya un gesto asumido por la sociedad y percibido como un acto cívico y con múltiples beneficios para el medioambiente, pero que debemos continuar fomentando. Porque cada vez que depositamos un envase en su contenedor correspondiente, estamos contribuyendo a que se recicle y consecuentemente, a que todos vivamos en un mundo mejor, más limpio y comprometido con la naturaleza.
Por este motivo, desde Ecoembes, llevamos más de 17 años trabajando para que el reciclaje de envases sea una realidad y de hecho ya se ha convertido en un hábito instaurado en los hogares de nuestro país. Nos sentimos orgullosos de poder afirmar que a lo largo de este tiempo, a través de la actividad de nuestro Sistema Integrado de Gestión, se han podido reciclar 14 millones de toneladas de envases, lo que equivaldría a llenar de envases 1.050 estadios de fútbol como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou.
En 2013, la tasa de reciclado de envases domésticos gestionados por Ecoembes alcanzó el 71,9%, lo que nos sitúa 17 puntos por encima de los objetivos de la UE.
Gracias a ello, se han conseguido enormes beneficios medioambientales. Se ha evitado la emisión de 13,8 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que equivale a retirar 4,9 millones de coches de la circulación; ahorros energéticos de 15,8 millones de MwH, que equivale al consumo de todos los hogares de la ciudad de Barcelona en un año; y se ha evitado el gasto de 375 millones de metros cúbicos de agua, que es el volumen equivalente al consumo anual de agua de la población de la Comunidad de Madrid.
Desde que comenzamos nuestra actividad, la tasa de reciclaje de envases domésticos se ha superado año tras año y lo ha hecho con un crecimiento interanual medio del 15% desde 1998. En 2013, la tasa de reciclado de envases domésticos gestionados por Ecoembes alcanzó el 71,9%. Este dato no sólo habla de la positiva evolución del reciclaje de dichos envases en España sino que además nos sitúa 17 puntos por encima de los objetivos mínimos establecidos por la Unión Europea (55%).
Estos resultados son el principal aval del actual sistema que gestiona Ecoembes, el cual se ha consolidado como el único capaz de hacerse cargo del 100% de los envases domésticos que se ponen en el mercado y por tanto, responde a la necesidad medioambiental de gestionar todos los residuos, realidad que contrasta con otras propuestas, como el Sistema de Depósito de Devolución y Retorno (SDDR), cuyo alcance es marginal. De hecho, el SDDR es un sistema que únicamente permite gestionar los envases de bebidas (latas o botellas de plástico), residuos que representan tan solo el 9% del total de los envases. Además, continuando con el análisis europeo, obtenemos más argumentos. Actualmente, el 95% de las toneladas de envases que se reciclan en nuestro continente lo hacen a través de modelos similares al español y de hecho, 35 países europeos tienen implantado este tipo de sistema para gestionar los residuos de envases domésticos, algo que demuestra su validez sin la necesidad de recurrir a otros modelos.
Actualmente, el 95% de las toneladas de envases que se reciclan en nuestro continente lo hacen a través de modelos similares al español.
Los ciudadanos están muy familiarizados con el actual sistema y día a día lo hacen crecer al separar correctamente los residuos en sus hogares y al depositarlos en los más de 550.000 contenedores que tienen a su disposición las 24 horas del día, y durante los 365 días al año. En caso de implantarse un SDDR, supondría graves inconvenientes logísticos para ellos, ya que tendrían que disponer de una bolsa más en casa para almacenar los envases de bebidas (únicos envases que gestiona el SDDR) y, obligatoriamente, desplazarse a un punto de venta para tener que devolverlos. Además, este sistema encarecería considerablemente la cesta de la compra, ya que implicaría que el ciudadano tendría la obligación de abonar un importe extra al comprar cada envase de bebidas, el cual solo se le reintegraría al devolver el envase y siempre que éste se encontrara en perfectas condiciones.
En el supuesto de que el SDDR lograse recuperar el 90% de los envases de su responsabilidad, al tratarse de un sistema marginal, esto supondría tan solo un crecimiento de dos puntos porcentuales en la tasa de reciclado de envases nacional. Si además tenemos en cuenta el enorme aumento de emisiones que conllevaría el transporte de los envases vacíos, de ninguna manera puede plantearse como la solución medioambiental al problema de los residuos en nuestro país.
Otro punto en contra son los costes derivados de la implantación del SDDR, que en España alcanzarían los 900 millones de euros, una cantidad ocho veces superior al coste por envase del modelo ya implantado y que, como hemos comentado, repercutiría directamente en el consumidor. Por otro lado, los pequeños comercios se verían gravemente perjudicados por este sistema. En nuestro país hay cerca de 100.000 establecimientos de este tipo que se enfrentarían a serias complicaciones logísticas como la obligación de disponer de amplio espacio de almacenaje y gestionar estos residuos manualmente. Teniendo en cuenta la compleja situación económica que vivimos en España, no necesitamos sistemas que ahoguen al comercio al obligarle a hacer frente a la instalación de una infraestructura innecesaria para lograr unos resultados mínimos.
Los resultados avalan la consolidación del SIG, basado en la colaboración público-privada y en la responsabilidad ampliada del productor.
Si además tenemos en cuenta que los pequeños comercios están diseminados por toda la geografía española, podemos hacernos una idea del despropósito medioambiental que implicaría el transporte de esos envases. Dado que no se pueden aplastar, al contrario de lo que ocurre cuando los depositamos en el contenedor amarillo, los camiones que recogieran estos residuos irían de un punto a otro transportando prácticamente aire.
Ante esta situación, el sistema que gestiona Ecoembes no solo se revela como un modelo consolidado, sino también eficiente desde el punto de vista económico y medioambiental. Esa es la auténtica realidad. Los resultados avalan la consolidación del SIG, basado en la colaboración público-privada y en la responsabilidad ampliada del productor, y tiene que servir de ejemplo para otros flujos de residuos donde claramente hay opciones de mejora y cuya gestión contribuiría notablemente a mejorar los resultados globales de reciclado de nuestro país. Por eso consideramos que la solución al problema de los residuos pasa por seguir trabajando en esta materia, impulsando la educación, la innovación y la eficiencia, dejando de lado propuestas como el SDDR, que conllevan altísimos costes y alcances marginales.