El 34% de los alimentos que podrían ser ingeridos se derrocha a causa de las deficiencias en las cadenas de producción y los malos hábitos de los consumidores.
Esta fue una de las conclusiones del Foro de Inseguridad Alimentaria en Bogotá, organizado por el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) y el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).
En el país se tiran 9,76 millones de toneladas de comida al año. Según explicó Mario Rodríguez, estudiante de la Maestría en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la U.N., la pérdida y desperdicio de los alimentos, además de afectar la seguridad alimentaria, causa impactos en el ambiente.
Frente a este tema, se debe entender la diferencia entre pérdida y desperdicio. La primera se da por ineficiencia en los procesos de producción como el cultivo, empaque, despacho, almacenamiento y trasformación industrial, mientras que los desperdicios están ligados al comportamiento de los consumidores, quienes en ocasiones desechan la comida porque el estado ya no es de su gusto.
Esta situación hace que las tiendas o supermercados también descarten ciertos alimentos que, por su apariencia, ya no satisfacen las preferencias de los clientes.
“La pérdida requiere eficiencia en la producción y la logística, mientras que para disminuir los desperdicios se debe cambiar los hábitos alrededor de los alimentos”, anotó el investigador.
Leche, una de las más desechadas
El foro también contó con la participación de Felipe Correa, director de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas del Departamento Nacional de Planeación (DNP), quién expresó que, según un estudio realizado por esta entidad, el 34% de los alimentos que el país podría consumir durante un año es desechado, es decir que de cada tres toneladas de comida disponible en Colombia, una tonelada va a la basura.
“Con esta cantidad de comida desechada se podría alimentar a toda la población de La Guajira durante dos años”, indicó Correa.
En este porcentaje, resaltan las frutas, verduras, raíces, tubérculos y productos lácteos, estos últimos con más de 29.000 toneladas desperdiciadas al año.
Asimismo, se identificaron las causas más frecuentes de pérdida de alimentos en cada eslabón de la cadena de producción. En la etapa de cosecha, los alimentos se ven afectados por plagas, factores climáticos, cuidado inadecuado de los cultivos y ausencia de buenas prácticas agropecuarias.
En el eslabón de postcosecha y almacenamiento se puede dar, por ejemplo, hacinamiento del ganado en los camiones que lo trasportan. En este caso, si las condiciones no son adecuadas, los animales se estresan y la carne se echa a perder antes de llegar a los consumidores.
Aunque no todos los alimentos pasan por etapa de trasformación, muchos productos son elaborados solo con alguna parte de la fruta o los tubérculos, el resto es desechado.
“Antes de que se empiecen a consumir los alimentos ya hay pérdida de estos. Las frutas y los vegetales que son tan sensibles, suelen magullarse y por esto no cumplen los requisitos de presentación que exigen las grandes cadenas de almacenes; sin embargo, muchos de estos alimentos aún son aptos para el consumo”, añadió el investigador Rodríguez, de la Universidad Nacional.
Cundinamarca y Boyacá donde más se pierde comida
La región centro-oriente, conformada por los departamentos de Santander, Norte de Santander, Cundinamarca y Boyacá, encabeza la lista de zonas en las que se pierde gran cantidad de comida, es decir, la que va a la basura en las etapas de producción, almacenamiento y procesamiento. En esta región se pierden 1.725.095 toneladas de comida.
En segundo lugar, se encuentra la región Caribe (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, San Andrés y Sucre). En esta región se pierden 1.131.099 toneladas de comida al año.
Seguidas de la región del Eje Cafetero y el Pacífico, cada una pierde el 17,1 % de las toneladas de comida que produce.
“La recomendación para los hogares es realizar una mejor planificación en la compra de comida. Muchas veces no miden las necesidades y adquieren más de lo necesario”, concluyó el estudiante Rodríguez.
Fuente: Agencia de Noticias UN