Uruguay desarrollará durante los próximos cuatro años el proyecto BioValor, cuyo objetivo es identificar en 18 cadenas agroindustriales aquellos residuos que se pueden transformar en energía y contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero. Con una financiación de 20 millones de dólares, el plan comenzará con proyectos piloto en los sectores cárnico, lanar e industrial.
Las acciones planificadas implican desarrollar durante cuatro años la transformación de residuos de actividades agrícolas, agroindustriales y de pequeños centros poblados. El objetivo es generar energía y subproductos, con el fin de desarrollar un modelo sostenible y contribuir con la reducción de gases de efecto invernadero mediante el uso de tecnología adecuada.
En el acto de presentación de esta iniciativa, el director nacional de Energía, Ramón Méndez, subrayó que a partir del concepto de economía verde, Uruguay busca transformar un problema ambiental en una oportunidad de mejora, brindar mayor competitividad a las empresas y generar ingresos o ahorros donde hoy existen costos.
“El desafío es identificar aquellos residuos que se producen en las 18 cadenas agroindustriales del país que hoy en día son un pasivo transformándolos en energía útil”, aseveró.
Explicó que el proyecto abarca la actividad pública, privada y mixta, con una financiación que supera los 20 millones de dólares, de los cuales 3,5 provienen del Fondo de la Organización Mundial para el Medio Ambiente.
Se prevé la creación de instrumentos financieros y económicos que promuevan la concreción de las mejoras tecnológicas, productivas y ambientales que surjan de las experiencias del proyecto
Méndez expresó que hay comprometidos cuatro grandes proyectos nacionales desde la industria de la lana, la carne y la producción industrial, que contribuirán en forma piloto a identificar posibles casos exitosos.
La estrategia para alcanzar el objetivo planteado se basa en identificar y conocer los residuos y efluentes generados. En segundo lugar, desarrollar proyectos piloto de distintas escalas y, en tercer lugar, generar capacidades locales a través de capacitaciones, difusión y creación de redes de trabajo.
El último paso consistiría en ajustar la normativa, así como la creación de instrumentos financieros y económicos que promuevan la concreción a nivel nacional de las mejoras tecnológicas, productivas y ambientales que surjan de las experiencias del proyecto.
Transformar la política energética
El responsable de Energía en el Ministerio de Industria, Energía y Minería reseñó que Uruguay ha invertido 7.000 millones de dólares en cinco años para transformar la política energética del país, esto es, el 3% del producto bruto interno cada año. “Datos que explican porqué la transformación se ha dado tan rápida y consistente. Por tanto, esto es una perla a la corona”, aseguró refiriéndose al proyecto BioValor.
Por su parte, el director nacional de Medio Ambiente, Jorge Rucks, destacó que la financiación internacional del proyecto obliga a cumplir con los objetivos, “puesto que habrá inspecciones de la cantidad de cuántas emisiones hemos controlado y disminuido” y son necesarios resultados específicos y concretos.
“Para nosotros uno de los desafíos es acompañar el desarrollo social e industrial para asegurar que los residuos generados sean evitados como residuos e incorporarlos en los procesos productivos con eficiencia”, asumió.