Asegura que el de la valorización energética es «un sector muy controlado», por lo que las emisiones a la atmósfera es una cuestión «plenamente superada».
En recientes declaraciones a la emisora EsRadio, Rafael Guinea, presidente de la Asociación de Empresas de Valorización Energética de RSU (AEVERSU), abundó en las ventajas que supone la recuperación energética de residuos al permitir la puesta en valor de aquella fracción que, dadas sus características y composición, no puede ser reutilizada ni reciclada, estando condenada a acabar enterrada en un vertedero, con los consiguientes perjuicios para el medio ambiente y la salud. “Lo que se busca es transformar el material no reciclable en energía, que se recupera de una forma medioambientalmente adecuada, utilizando para ello tecnologías de última generación”.
Guinea recordó que el de la valorización energética es «un sector muy vigilado y muy controlado», por lo que las emisiones a la atmósfera, que se encuentran en todos los casos muy por debajo de los límites legales, «es una cuestión plenamente superada».
Asimismo, puso el foco en los países centroeuropeos, donde «este tipo de plantas se encuentran ubicadas en el centro de las ciudades, permitiendo suministrar electricidad y agua caliente a las comunidades vecinales», así como «evitar el continuo movimiento de camiones de basura», cuyas emisiones de CO2 desencadenan una mayor preocupación a nivel social.
Si bien un total de 11 plantas (10 en España y 1 en Andorra) forman parte de AEVERSU (Asociación Española de Empresas de Valorización Energética), lo cierto es que, tal y como apuntó su presidente, esta entidad constituye la rama española de la CEWEP (Confederación Europea de Empresas de Valorización Energética), conformada por más de medio millar de instalaciones y cuyo número sigue creciendo.
Asimismo, apostó por aunar la dimensión ambiental y económica en un marco de sostenibilidad, constituyendo la «imposición de sanciones e impuestos al vertido«, una opción claramente perjudicial desde todos los frentes. En este contexto, se refirió a la firme apuesta de Europa por la economía circular, intentando generar una economía que genere beneficios mediante acciones ambientales positivas.
ESPAÑA, A LA CABEZA EN VERTIDO
Respecto a la situación de España, Guinea la calificó como “claramente mejorable”. En este sentido, aludió al modus operandi de países como Suecia, Países Escandinavos y Alemania, entre otros, que se distinguen por disponer de altas tasas de reciclaje, destinando a valorización energética la parte no reciclable de la basura. “En España somos ahora mismo el país europeo que, en números absolutos, llevamos más residuos a vertedero”, a lo que añadió que “socialmente, la valorización energética tiene todavía mucho recorrido”.
En cuanto a la nueva estrategia española de economía circular, quiso precisar el alcance de la misma, toda vez que no contempla únicamente la gestión de los residuos, sino la gestión de los recursos en su conjunto. Concretó que, si bien el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) traza las líneas maestras, la responsabilidad de la ejecución corresponde a la Administración autonómica y local, “mucho más permeable a los movimientos sociales”, circunstancia que ha generado una situación de bloqueo que “ya dura diez años”.
En cuanto a los objetivos marcados por Europa, se refirió sobre todo al 50% de reciclado que los Estados miembros deben alcanzar en el año 2020. “En España estamos ahora mismo en el 30%, por lo que se precisa de un gran esfuerzo para superar este porcentaje”.
Si bien no hay recetas mágicas para superar una situación que requiere de la implicación de todos, Rafael Guinea confía plenamente en la implicación de los ciudadanos por su condición simultánea de productores y gestores de residuos, debiendo ir de la mano de las instituciones, que en todo caso deben transmitir mensajes claros. “El no a todo nos lleva a la nada”, concluyó.