Para el vicepresidente de Aeversu, la causa de que en España aún haya tasas de vertido del 55% se debe a la falta de infraestructuras que aprovechen la energía contenida en la fracción no reciclable de los residuos.
En el marco del Seminario Internacional de la Red Latinoamericana de Gestión de Residuos Urbanos (RELAGRES), celebrado en el Tecnocampus de Mataró (Cataluña) los pasados días 12 y 13 de junio, el vicepresidente de la Asociación de Empresas de Valorización Energética de RSU (Aeversu), Antonio Orrego, explicó la situación actual de la valorización energética en el esquema jerárquico de gestión promulgado por Europa a partir de la Directiva 2008.
En el transcurso de su intervención, Orrego se refirió a la valorización energética de la fracción no reciclable como la solución finalista «menos mala» a la vista de que a hoy día todavía se depositan en vertedero, a nivel mundial, 1.500 millones de toneladas de residuos que no han podido ser recuperados mediante su reutilización y reciclado.
EL VERTEDERO, UNA LACRA PARA ESPAÑA
Respecto a la situación en España, Orrego señaló que, de las 25 plantas incineradoras construidas en su momento, han subsistido 10, a las que habría que añadir una en Andorra, “y han subsistido porque se han adaptado a la normativa vigente y garantizan el cumplimiento de todos los requisitos ambientales a nivel de emisiones”.
España, Lituania, Rumanía y Eslovenia son los cuatro únicos países de la UE donde no hay una fiscalidad que penalice el uso del vertedero
No obstante, llamó la atención sobre el hecho de que, desde la construcción de la última instalación de estas características, hayan transcurrido 10 años hasta el nacimiento de un nuevo proyecto, la de Gipuzkoa, «que ha tenido que enfrentarse y superar no pocas dificultades antes incluso de emprender su construcción».
De las 11 plantas adscritas a Aeversu, a las que calificó de integrales, 5 están siendo gestionadas por empresas públicas, 2 por empresas mixtas y 4 por entidades privadas en régimen de concesión.
Según Orrego, la «escasa dotación de infraestructuras» de esta tipología en nuestro país es la causa de que el porcentaje de vertido se dispare hasta el 55%, siendo el vertedero la alternativa mayoritaria de gestión, a pesar de su negativo impacto ambiental. “El asentamiento, la producción de lixiviados y las emisiones procedentes del vertido, 20 veces superiores a las de las plantas de valorización energética, constituyen todavía una ciencia en estudio”, alertó.
Con estos mimbres, el vicepresidente de Aeversu augura que «será difícil, por no decir imposible», cumplir los objetivos europeos para 2020 y los establecidos para 2030 por el paquete europeo de economía circular: 65% de reciclado y 10% de vertido. A su juicio, hace falta “planificar y gobernar”.
A todo ello habría que añadir una situación que solo se da en cuatro Estados: España, Lituania, Rumanía y Eslovenia, y es la ausencia de fiscalidad sobre los residuos, toda vez que no se penaliza el uso del vertedero.
HEMISFERIO NORTE: MÁS RECICLAJE Y MENOS VERTIDO
En Europa hay 483 plantas de valorización energética que tratan 88 millones de toneladas de residuos y que, en su mayoría, se encuentran asentadas en los países más desarrollados, que son precisamente los que más reciclan y menos vierten. A nivel mundial son 1.900 las plantas de estas características existntes.
En Europa hay 483 plantas de valorización energética que tratan 88 millones de toneladas de residuos cada año
Orrego incidió en el hecho de que estas infraestructuras son más numerosas en el Hemisferio Norte, donde, por diversas circunstancias históricas, ha habido mayor capacidad de inversión. Asimismo, señaló que los vertederos de mayores dimensiones se encuentran fuera del ámbito de las zonas en las que se están aplicando «tecnologías eficaces de tratamiento de residuos».
En su opinión, la mayor población en las ciudades constituye un factor de peso contrastado y a tener en cuenta en la planificación y organización de las plantas de valorización energética, siendo recomendable su ubicación en las propias urbes o proximidades para que los habitantes se beneficien de los recursos producidos en las mismas (electricidad y calor). De hecho, indicó que 2/3 de la electricidad se consume en las ciudades, donde precisamente se produce también el 70% del CO2.
Un elemento fundamental en la gestión de residuos
Finalmente, el vicepresidente de AEVERSU detalló las principales ventajas que a su juicio presenta la valorización energética de residuos:
- Opción preferente a cualquier otro sistema de disposición final de los residuos, una vez agotada la capacidad de recuperar los materiales reciclables contenidos en los mismos.
- Único sistema finalista capaz de poner en valor el residuo a través de su aprovechamiento energético.
- Solución estratégica y eficaz ante las grandes concentraciones de población en las ciudades, con un notable incremento en la producción de desechos y una alta demanda energética.
- Tecnología respetuosa con el medio ambiente y con un control exhaustivo de las emisiones, al contrario que el vertedero, siendo calificada como energía renovable hasta el 50%.
- Avalada como la tecnología más contrastada y fiable dentro de los tratamientos térmicos.
Por todo ello, y en palabras de Antonio Orrego, «la valorización energética debe desempeñar un papel fundamental en los modelos de gestión de residuos de cualquier país y ser introducida como alternativa al vertedero, constituyendo el último eslabón para la correcta gestión de los residuos en el marco de las tecnologías actualmente disponibles».